La vuelta al cole
Ya ha empezado el curso. El segundo curso en el cole para Chocolatina Mayor; el primero, para Chocolatina Menor. No tenía mucha inquietud al respecto; tenía muy claro que Chocolatina Menor tenía ganas de empezar el colegio. Se ha pasado el verano diciéndole a todo el mundo que iba a hacer “P3 con su amiga I.”. La pobre no veía la hora en realidad.
Empezamos la adaptación el lunes. Separaron al grupo en tres subgrupos. Cada subgrupo hizo hora y media con los padres en clase: el primer grupo a las 9 de la mañana; el segundo grupo a las 11 de la mañana, y el tercer grupo a las 3 de la tarde. Nosotras fuimos en el segundo grupo, a las once, con lo cual, se dio la casualidad de que, cuando entrábamos en el edificio donde están las aulas de infantil, nos cruzamos con Chocolatina Mayor, que salía al recreo con su clase. Y ahí a Chocolatina Menor le dio la llantina, porque quería ir con su hermana; pero se le pasó en cuanto entramos en el aula.La sesión del lunes sirvió como toma de contacto con la maestra, y para pintar las cartulinas para hacer la Bolsa Viajera. La Bolsa Viajera es una especie de maletita hecha con cartulinas pintadas por los peques (dibujo libre por un lado; su nombre, por el otro). Como en el colegio de mis hijas los alumnos no usan agenda hasta que llegan a Primaria, la Bolsa Viajera, sirve para que los maestros de Infantil metan en ella las circulares y comunicaciones para los padres. Además, cada viernes les dan un cuento para leer el fin de semana, y que tienen que devolver el lunes; la Bolsa Viajera sirve para llevar y traer el cuento de casa al colegio.
La verdad es que fue muy bien; la hora y media pasó rapidísimo. Después de pintar la Bolsa Viajera, jugaron un rato en el aula con la profesora de refuerzo, y después salieron a jugar al patio. Parece que a Chocolatina Menor le gusta su maestra. Se encariñó con ella en un pliqui. Se lo pidió todo a ella; y a la vuelta del recreo ya volvió a la clase cogida de su mano. Genial, y espero que no se le pase.
El problema lo tuvimos por la tarde, a las tres, cuando fuimos a llevar a Chocolatina Mayor de vuelta al colegio. Ella también quería quedarse, y se puso a llorar desconsoladamente porque no se quería marchar. La gente la miraba con cara de pena, porque pensaban que no quería entrar al colegio… ¡cuando en realidad lloraba porque quería quedarse! (es que mi niña es muy flamenca y hace la adaptación como le sale del kiwi). Así que cuando se calmó un poquito, llegamos a un acuerdo (me paso el día haciendo tratos con ellas): entrábamos a clase, le decíamos hola y hasta mañana a su maestra, y nos íbamos al parque a esperar a que Chocolatina Mayor saliera del cole. Y por suerte accedió; vio a su maestra, que le dio un mega abrazo y un beso que no veas, y la peque se quedó tan contenta.
Ayer volvieron a hacer hora y media, pero en vez de en tres grupos, sólo en dos (uno a las nueve, y el otro a las once igual). Y hoy ya hacen el horario de mañana, de 9:00 a 12:30 todo el grupo, pero no irán por la tarde. El jueves y el viernes ya harán todo el horario normal, o sea que le tocará también ir por la tarde, de 15:00 a 16:30 horas.
Tenía ganas ya de que volviéramos a empezar el curso, por aquello de recuperar los horarios, por volver a acostarse a horas decentes… no es que no me guste que las niñas estén de vacaciones, pero el último mes se nos ha hecho muy largo, sobre todo a Chocolatina Mayor; y el día antes de empezar las clases estaba ya como loca de contenta, de ganas que tenía.
En fin, veremos si siguen igual de entusiasmadas, y que no se les pasen las ganas. Te lo iré contando.