Apoyar mi mano en tu hombro, sintiendo el corazón oprimido, con ganas de dar más, para arrebatarte de los abrazo de la tristeza. Es una situación que nunca pensé. Justamente, cuando ya nada de mi, te recordaba.
Volteaste, sacando una sonrisa, no sé de donde. Apreté mi mano con la tuya.
Imágen tomada de la web
Tu sonrisa suavizó el momento. Hasta que, no aguantamos en vibrar con un abrazo eterno. Era yo, quien cuidaba tus angustias, para que tuvieras sueños placenteros. Eras tu, quién abrazabas mis miedos, para que tuviera sueños placenteros.
M-Sánchez