Ayer el día se hizo más corto, fue tan corto que apenas duro un instante. Durante ese instante te dió tiempo a recordar el suave sabor de la cerveza fría, recordar las otras tardes de primavera a su lado, los besos robados y los paseos hasta el portal de su casa agarrados de la mano.
Ayer fue un día extraño y por eso no fuí capaz de recordar nada que no fuera ella, y mirando tu cara sé que eso también te incomoda, no puedo poner encima de la mesa de los trueques ni besos robados, ni paseos al portal, sólo mi deseo y devoción por ella, querido amigo.