Yo la vi y era blanca, como
Algodones, y lloraba
La luna sobre su lomo
La noche que enamoraba.
Sí, y yo la vi y era espuma
Su rostro, olas sus labios
Su alma pura blanca bruma,
Sus ojos castaños sabios.
Pasaron vastos los días
Y verla nunca más pude
Esperando apareciera.
Entre pena y acedías
Vivo y la muerte me acude,
Su muerte, Dios no lo quiera.