Me gusta su parentela con "Starting Over" de John Lennon (una progresión de acordes que, por el lado del pop anglo, se remonta a Roy Orbison, y sin duda mucho más atrás).
Además, su claridad melódica remite a lo mejor del bolero, a los grandes "standars" Tip Pan Alley, y el uso de algunos acordes en séptimas me recuerda algo de Stevie Wonder (cierta conexión Motown, o quizá con la nueva trova cubana).
Todo esto me dice que Juan Gabriel tenía una sensibilidad artística extraordinaria y plural. Era un transculturador.
("Yo no sé qué me pasó" aparece en el que quizá sea el mejor álbum de estudio de Juan Gabriel: Pensamientos, de 1986.)
Por otra parte, la letra de "Yo no sé qué me pasó" plantea el recurrido caso melodramático de la traición amorosa (el tema de Juan Gabriel), y la queja del despechado. Pero el motivo está atemperado por una elipsis significativa: la víctima parece victimario; el dañado casi calla el daño en la reflexión universal ("para acabar con las traiciones").
Durante los años 1980s Carlos Monsivais enseñó una forma de escuchar y ver a Juan Gabriel. El riesgo de su acercamiento es un cierto aire "camp". Verlo desde arriba, en fin, como un espectáculo de los de abajo.
Pero no hay arriba/abajo en las epifanías: Juan Gabriel habrá traído epifanías profanas a las multitudes que son también epifanías personales.