Yo podría asegurar que estoy de primavera
Podría decir que se me cae la vida dentro de las flores con cada mariposa
o con las lluvias olorosas que sobre el mar dejan su sangre violeta
Derramar todas las lágrimas que me oxidan con la tórrida alegría de ese vino
Pero hoy es domingo, y aunque la tarde se pone fría, el domingo nadie llora.
Hay que rezar la brisa, sonreírle a los espejos y aprenderse la noche de azul lento.
Sin embargo mi desvelo es largo
Se parece al viento pidiendo algún pájaro que sobre
Pidiendo que aparezca la niña de luz (sonámbula oficial del firmamento) y me done su adiós radiante
para que las naranjas palidezcan en mis manos.
Entonces amanecer en mi color desnudo
salvada, sencillamente, por el hombre que lleve un poco de mi frío
y ningún adiós sujeto a su vacío.
Sue_*
Copyright Susana Inés Nicolini (2015)