A veces me siento tan pequeñita... tan diminuta entre la multitud.
Mucha gente me ha demostrado y me ha enseñado que dentro de mí se oculta una energía especial.
Mucha gente no ha sido capaz de mantenerme la sonrisa, de considerar respetuosamente mis lágrimas.
Por eso aprendí a vivir sola, completamente sola y conmigo misma, sin sentir soledad, sintiéndome feliz, haciendo las cosas por y para mí.
Por eso ahora me permito el lujo de disfrutar contigo sin pensar que vas a quedarte.
Y así si te vas no me dolerá, volveré a estar en mi estado actual.
A veces veo al mendigo tomando sol tranquilamente en un banco.
A las gitanas palmeando y sacudiendo su delantal.
Al perro con pulgas revolcándose satisfecho en la hierba. Siento celos... siento ganas de vender mis inquietudes, mi ambición, mi forma de ver la vida.
Porque cuando no consigo lo que deseo, sufro, lo paso fatal y la gente que me quiere también sufre.
Pero soy así y así moriré y sé que no pararé hasta conseguir uno a uno todos mis sueños.