Rincón de la Psicología
Posted: 17 Jan 2018 02:23 AM PST
Hay libros infantiles que son entretenidos, otros van un paso más allá: son sublimes y sus enseñanzas conmueven incluso a los adultos. Son libros que vale la pena tener, como las historias de Jon Klassen, escritor e ilustrador canadiense.
“Yo quiero mi gorro” fue elegido por The New York Times Book Review como uno de los diez mejores libros ilustrados del año en que se publicó, siendo un éxito inmediato. Se trata de un libro encantador y oscuro a la vez, con una narrativa sutil cuyos protagonistas, al inicio inexpresivos, de repente dejan ver todo lo que hay en su interior, de manera que podemos identificarnos completamente con su situación.
La historia comienza con un oso que pierde su gorro.
Como es lógico, el oso quiere encontrar su gorro, sin él se siente perdido y desesperado, así que comienza a buscarlo.
Le pregunta a cada uno de los animales que va encontrando por el bosque si lo han visto.
El zorro y la rana no lo han visto. La tortuga no ha visto el gorro pero acepta la ayuda del oso para subirse a una roca. La serpiente vio una vez un gorro azul y redondo, pero ése no es el gorro que busca nuestro amigo, el suyo es rojo y puntiagudo. El armadillo ni siquiera sabe qué es un gorro.
Nadie parece haber visto su gorro.
Incluso la liebre, que lo lleva puesto, le dice que no lo ha visto. Lo niega categóricamente: “No, ¿por qué me lo preguntas? No he visto un gorro en ningún lado. Nunca me atrevería a robar un gorro. Deja de hacerme preguntas”, es su respuesta.
El oso, ensimismado en una búsqueda frenética, ni siquiera se da cuenta de que la liebre lleva puesto su gorro.
Así Klassen nos regala la primera enseñanza del libro: cuando estamos demasiado imbuidos en nuestro mundo emocional, es como si tuviéramos anetojeras que nos impiden ver claramente a nuestro alrededor. Dejar que las emociones tomen el mando nos impide pensar con claridad y aprovechar las oportunidades/soluciones que se encuentran justo delante de nuestros ojos. Es una auténtica ceguera emocional.
La historia continúa.
En cierto punto, ya deprimido, el oso se echa por tierra y mira hacia el cielo.
Entonces da rienda suelta a su diálogo interior: "Pobre gorro. Lo echo tanto de menos". En ese momento comienza a imaginar lo mal que se sentirá si no encuentra su gorro, se deja vencer por la desesperación y el pensamiento catastrofista, que lo sumen cada vez más en un bucle de negatividad, una situación con lo que todos los adultos e incluso los niños mayorcitos se identificarán.
Al rato aparece el ciervo y le pregunta cómo es su gorro. Cuando el oso empieza a describir el gorro, recuerda dónde lo ha visto, o más bien, sobre quién lo ha visto. Se levanta de un salto y vuelve a recorrer medio bosque, hasta que llega donde está la liebre.
Entonces, finalmente, recupera su gorro.
A través de esta sencilla historia, Klassen nos anima a reflexionar sobre las trampas emocionales y mentales que muchas veces nos tendemos a nosotros mismos y que nos impiden encontrar rápidamente la mejor solución.
Las emociones no son nuestras enemigas. Son la sal de la vida. Pero si permitimos que se produzca un secuestro emocional, irrumpirán en el curso de nuestro pensamiento, haciendo que derive hacia las quejas y lamentaciones, las cuales nos alejan cada vez más de la solución.
Sin duda, esta maravillosa historia de imágenes minimalistas y colores sobrios nos permite reflexionar sobre la actitud que asumimos ante los problemas y es un excelente recurso didáctico para potenciar la Inteligencia Emocional en los niños.