Yo quisiera cambiar el universo
por un campo sembrado de sonrisas,
que tuvieran la gracia y el embrujo
de ofrecernos leyendas infinitas.
Una de ellas sería de sirenas
cabalgando en las olas, por la orilla,
de una playa de dunas y arenales
a las puertas del mar y las marismas.
Otra más contaría los suspiros,
el dolor de las almas malheridas,
describiendo con pelos y señales
a los locos que escriben poesías.
Y yo aquí cernedor, con estos versos,
solo intento romper tanta rutina,
arrancar la sonrisa de las almas
y coser las cenefas de la vida.
Yo quisiera cambiar el universo
y segar tanta mata y tanta ortiga,
para ver más allá de las estrellas
la materia que nace y se origina.
Pero vuelvo al cuaderno y al relato,
a la tierna leyenda que palpita,
la que nace en la mente de los cuerdos
y sus dedos escriben cada día.
Y es allí, donde veo el resultado,
en el bello crisol que, con su tinta,
nos ofrece el más bello pentagrama
que ha trazado la mano del artista.
Pero quiero saciar tantos silencios
y cerrar cicatrices con la brisa,
la que dejan los besos del nordeste
y este mar que me abraza y acaricia.
"...Yo quisiera cambiar el universo
y ofrecerte mil rosas, vida mía,
y soñar, como sueñan los poetas,
con un mundo de amor y sin espinas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/04/14