Revista Talentos

Yo sí quiero visitas cuando nazca la niña

Publicado el 23 enero 2015 por Sylvia
Ya he mencionado que sigo la página de UPSOCL, y antes he comentado algunos de sus artículos. Hoy volvieron a publicar uno que leí hace tiempo. Esta vez bajo el título: "Ojalá todos hicieran esto al visitar a una amiga que acaba de ser mamá" (AQUÍ ESTÁ). Trata sobre las visitas a la madre recién parida y a la cría; es un llamado a pensar primero en la familia visitada, y después en tu gusto por conocer al angelito.
Sé que no he pasado por esa experiencia y que hasta entonces, no sabré verdaderamente qué me viene bien o me viene mal; pero me conozco: no me aplica. En mi caso:
- Respecto a que el bebé se agitará con las visitas y eso me dará problemas.- Recuerdo haber escuchado a mi hermana ponerse de acuerdo con sus amigas para que no llegaran todas juntas; creo que hablando se entiende la gente. Sé que ninguna de las personas que aprecio va a llegar con mariachi. La verdad es que no imagino a nadie haciendo algo inapropiado; pero si alguien lo hiciera, por inexperiencia o por descuido, no tendré pena en pedir que por favor, no haga tal cosa o lo haga de diferente manera. No quiero criar a la niña en una burbuja sin ruido, ni quiero que solo se le acerquen puericultores.
- El siguiente párrafo es especial, así que lo transcribo:
Les aseguro que yo no me habría enojado si nadie me hubiera venido a ver. ¿Creen que hice a este bebé yo sola? De hecho, no fue así. Hay un hombre que vive aquí y que me hace compañía por las noches. Durante el día estaba demasiado cansada, abrumada, y cubierta de escupitajos como para preocuparme por la soledad, y recibir visitas sólo significaba que tenía que meter mi gordo trasero en algún pantalón que no me quedaba bien, y aspirar el pelo del perro de la alfombra.
Claro que no me enojaré si alguien no me viene a ver; no me enojaría si nadie viniera a verme, ni me sentiría sola: estaré en pleno enamoramiento de la recién llegada, y tendré la fortuna de la compañía de su papá (si no se echa para atrás, también gozaré el cuidado de mi abuela). ¡Pero estaré feliz si vienen! Me sentiré honrada si el nacimiento de mi cría los mueve hasta mi casa. Me gustaría que así fuera. Seguro estaré cansada y con mucha probabilidad, tendré molestias, y amaré poder contárselo a todo el que tenga paciencia para oír. Nadie tiene que preocuparse por agobiar: no voy a ponerme a atenderlos; si estoy cansada, estaré echada; si no tengo ganas de arreglarme, andaré en bata, y de ninguna manera voy a ponerme a limpiar recién parida. ¡No hay problema! Se me ocurre que tal vez los primeros días sea prudente llamar antes de llegar; como dije, hablando se entiende la gente. Pero cuando pienso en las personas que me conocen -no soy miss popularidad-, odiaría que cualquiera dejara de visitarme porque como no llamó antes, mejor no llegó.
- Y respecto a que haya reglas para hacer la visita.- ¡No, por favor! No para llegar a mi casa a hacerme el favor de darme enhorabuenas. Amaré si traen comida, como siempre lo he amado; pero de verdad: no hay un pase de entrada. Y si no lo hay, y de cualquier manera tienen la gentileza de llegar con un obsequio, ¿creen que me voy a poner remilgosa? ¡Por supuesto que no! La verdad es que si recibo una prenda invernal talla recién nacido, no podré ponérsela, pero lo agradeceré igual y me encargaré de que algún bebé lo use. No tienen que hacerme favores ni ocuparse de ver qué necesitamos; sabré que lo que quieren es vernos; por favor sepan que queremos que nos vean.
Silvia Parque

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