Si, yo también pido minutos de silencio para las victimas del terrorismo en el resto del mundo, no solo para los de París, soy así de incoherente. Y es que leo las declaraciones de Javier Maroto y no doy crédito:
“No puede ser que Pablo Iglesias el mismo día pida y permita a sus concejales en los diferentes pueblos un minuto de silencio por las víctimas de París y a la vez pida un minuto de silencio por Siria. No se entiende. No sé si Pablo Iglesias es de extrema izquierda, lo que sé es que es de extrema incoherencia”
A partir de ahí el resto de declaraciones se repiten con lo de siempre, blanco o negro, o estás conmigo o estás contra mí, ellos el terror, nosotros la libertad, solo puedes condenar el terrorismo con mis términos y condiciones, sino eres un terrorista también.
En Euler ya hablamos de la solidaridad discriminada, de la diferencia de unos muertos y otros dependiendo de su nacionalidad, raza, etc. De la empatía que producen unos por su cercanía, de la que provocan los medios de comunicación al contarnos su vida, darnos sus nombres, llenarnos con imágenes de personas felices que murieron trágicamente por la imbecilidad humana.
Pero estos días creo que se están superando todos los límites.
La noche del viernes todos nos quedamos impactados con las noticias que se retransmitían en directo por la televisión y por las redes sociales. El sábado todos queríamos saber que había pasado, porque la mayoría nos sentimos seguros y tranquilos, la guerra está tan lejos que nos conmociona ver a los refugiados intentando huir de la muerte, pero solo cuando vemos a nuestros vecinos intentando escapar de las bombas y los disparos nos damos cuenta de lo aterrador que es vivir así.
Todos los días. Todas las noches.
Siria, Líbano, Turquía, Pakistán, Afganistán, Irak, Egipto, Somalia… cientos y cientos de muertos que no impactan, no conmueven, no generan cumbres urgentes ni manifestaciones multitudinarias. Son los muertos de otro mundo.
Estos días de saturación desinformativa, si, desinformativa porque en vez de explicar los motivos de la guerra, los implicados en ella, quien paga y financia a los terroristas, a quien le beneficia que todo oriente medio esté desestabilizado, que potencias occidentales están realizando ataques y de que tipo, que medidas se van a tomar para solucionar el conflicto.. en vez de hablar sobre eso veo interminables informativos con periodistas enfocando agujeros de bala en una pared, fotografías, velas, flores… y me parece todo tan emotivamente cursi (y me da igual ser políticamente incorrecta en estos momentos) que me da vergüenza ajena. Y espero que estas imágenes no las estén viendo los miles de refugiados sirios que han tenido que enterrar a sus familias y salir huyendo con lo puesto, y que como decía el periodista Mikel Ayestaran en el programa de Salvados del domingo, tienen el umbral del dolor tan alto que no podríamos entender su vida diaria en las zonas del conflicto.
El periodismo televisivo que he visto estos días es sensacionalista, fomenta el miedo y a su vez esto provoca intolerancia y odio. Echo de menos el periodismo de antes, cuando se informaba de verdad, cuando la noticia no se convertía en espectáculo de lágrima fácil, en una competición para conseguir audiencia. En una repetición de palabras, imágenes y videos hasta la saciedad. Cuando se contrastaban las informaciones, para que no pase lo de aceptar como terrorista yihadista la primera foto que te llegue a una redacción, o confundir la bandera del estado islámico con la de Alianza de Star Wars.
Mientras tanto espero y deseo que no sigan intentando acabar con las bombas con más bombas. No me puedo creer que los lideres mundiales quieran repetir los mismos errores que se cometieron en Irak y que llevaron a la creación del Estado Islámico, porque si aún así continúan con la ofensiva bélica no harán más que acrecentar el problema.
Y entonces no solo no nos salvará la Alianza Atlántica, ni siquiera la Alianza Galáctica y Rebelde junta.