Zapatazo

  Video: What A Wonderful World   
Anoche parecía que me iba a explotar la cabeza, y sigo igual, no hay manera. Intenté bailar "I will survive" así, como a escondidas, pero no funcionó. He leído, no sé dónde, que escuchar música estimula el cerebro por la zona de la nuca y que puede servir como terapia para eliminar el dolor de cabeza. Pues no funciona, no lo intentéis. Imagino que alguna nano-reacción de colorines se ha chocado con "mi blosón" descolocado, y ahora está en llamas. No me queda otra que dar un "Zapatazo", para ver si rompiéndome un dedo se me olvida un rato que tengo cabeza. 
Yo soy de Bilbao. Pero nunca he vivido allí,  ¡cómo me habría gustado¡. De la época de la represión del "innombrable" lo que recuerdo es la cara de orgullo de mi hermano el día que me enseñó su espalda amoratada desde el hombro hasta los riñones por una porra autoritaria. Entiendo el miedo, la represión, el orgullo de la identidad, el amor por la tierra; entiendo el respeto a todos los demás, la libertad, la ética, la paz... Entiendo que hay momentos en los que hay que pelear por todo ello. Pero  lo contrario, no lo entiendo.  Que me miren mal, porque mi matrícula es otra, no lo entiendo; la amenaza, la extorsión, el secuestro, el asesinato, son crímenes lo llamen como lo llamen. El empeño de unos y otros en llamarlo de otra forma, juzgarlo de otra forma y considerarlo otra cosa, solo es entendible hoy por hoy porque lo que se valora es ganar por ganar, lo que se valora es la economía pura y dura, y no hay más. Bueno si¡ está la demagogia, la corrupción, los engaños, los pluriempleados, ladrones con corbata, y los que tristemente no conocieron nunca a una tal tolerancia.
Mi absoluto respeto a las víctimas de todos esos crímenes de crueldad infinita. Mi respeto a sus asociaciones. Deseo de corazón que su lucha por la justicia, sirva como ejemplo a esas otras víctimas cuyos hijos o familiares han sido violados, asesinados, torturados... Y que se unan para luchar porque no nos avergüence ser de un lugar en el que los huesos de nuestros hijos sean confundidos con los de animales y sigan paseándolos por los juzgados sin dar descanso a su madre; un vergonzoso lugar en el que los periodistas, por eso de la audiencia y el dinero, tardan medio minuto en hablar de ello. Vergüenza de un lugar donde los políticos no cambian las leyes pero marean la perdiz, para conseguir algo así como que nos duela un pié en lugar de la cabeza.