Revista Diario

Zapatero a tus zapatos

Publicado el 27 febrero 2015 por Rubén Rubén García Codosero @RCodosero

Hace ya más de 30 años ayudaba a mi padre en su cerrajería artística. Era un trabajo duro y laborioso en el que a veces utilizábamos una pequeña fragua para dar forma al hierro. De ahí salieron bonitas y artesanales rejas, puertas, cancelas, vallas. Hace 30 años y a día de hoy ese tipo de trabajo sigue siendo caro, y pocas personas pueden permitirse tener un trabajo de esa calidad y belleza. Un trabajo que perdura en el tiempo, porque basta pasear por el centro histórico de cualquier ciudad, para contemplar como los enrejados y artesanía del metal perdura a través de los siglos. Por aquel entonces apareció en escena un nuevo metal, una aleación mucho más ligera,  mucho más fácil de trabajar y por ende mucho más barata. Lo llamaron aluminio y todo el mundo se puso a cambiar puertas y ventanas. Excepto mi padre claro está. Luego al aluminio lo sustituyo el PVC, mucho más barato, cancerígeno por producir vapores de cloro con el paso del tiempo al sol (Según estudios e informes de Greenpeace), prohibido en Europa menos en España, y a nadie le parece preocupar mucho.

 Este artículo viene como a colación de mostrar una comparativa con los portales de creación de páginas web a 100 euros. Wix, One&One son algunos ejemplos de estas nuevas prácticas. Son soluciones baratas, de andar por casa. Si tienes un negocio sencillo que no requiere de muchas actualizaciones en tu web, pues es genial, una solución barata para salir del paso. Lo que viene siendo una puerta de PVC barata para el pueblo o la casa de veraneo que tengamos. Cancerígena para tú bolsillo, si se te queda corta, es decir si requieres más funcionalidades.

 Si necesitas un poco más, puedes buscar en Internet plantillas web, descargarte una que te guste, modifìcala a tu antojo si tienes conocimientos para ellos, o contratar a un diseñador para que te la personalice. Esto es similar al aluminio, tienes algo más duradero, de más calidad, pero similar a las miles de tu barrio y las millones de tú ciudad, por no hablar del mundo. Tienes una web que es una ventana de tu negocio, funcional y poco más.

Y por último para destacar de la competencia y tener una web estable recurres a un profesional. Muchísimo más caro que los 100 euros del PVC, más caro que el aluminio, pero más diferenciador, serio y estable que el resto. Y claro eso tiene sus costes, sus horas, sus estudios, su conocimiento y experiencia que dan el resultado final. Un producto a medida, sin comparación y a gusto del consumidor.

 Esto sucede en todos los ámbitos de este país, coaching, redes sociales, fotografía, teatro, canción, escritura. Pero en cambio no ocurre en medicina, abogacía, finanzas, pilotaje de helicópteros, etc.  Parece ser que con la salud, la seguridad, las leyes y el dinero no se juegan, en cambio podemos jugar a todo los demás.  Pues bien, zapatero a tus zapatos, no pretendas ser lo que no eres por 100 euros, ni porque bailes mejor, ni porque estás “informado”.  Porqué luego cuando se te caiga tu puerta de plástico, el que venga a repararla te va a cobrar el coste de haber hecho las cosas bien. Respeto a los profesionales, contrastar su trabajo ya que siempre en este país por desgracia, lo barato sale muy caro.

Rubén García Codosero

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