Revista Talentos

Zapping

Publicado el 03 marzo 2017 por 50palabras @50palabras_
Cuando Gregorio Samsa se despertó, el día que lo iban a matar, una mañana después de un sueño intranquilo, en un lugar de La Mancha, frente al pelotón de fusilamiento, al pie de las colinas del N’gong, el coronel Aureliano Buendía, de cuyo nombre no quiero acordarme, todavía estaba allí.
Escrito por Ernesto Ortega - Web

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