-Poderoso trol chamán, aquí he traído unas cosillas para ...

-Poderoso trol chamán, aquí he traído unas cosillas para que veas lo que eres.
-Ah, este es el juego del que me has hablado.
-Sí, son las primeras páginas.
(Trol chamán ojea la revista y se para en el apartado de los trols)
-Pero si soy un bicho feísimo, y de los malos.
-Es que te pega. Así alto, delgado, vestido un poco hippy...
-Mira lo que dice aquí de los trols. Son crueles y sanguinarios. Yo quiero ser de los buenos.
-No es que los feos sean los malos. Cada raza tiene una historia trágica detrás.
-Ya, pero no quiero ser un trol. A ver estos de la otra página. Humano no, son feos. Enanos tampoco.
-Mira, a ver si te gustan los pulpos.
-¿Pulpos?
-Así es como se llama coloquialmente a los Draeneis. Por las barbas que tienen. Parecen tentáculos.
-(Risas)¿Y a las mujeres cómo se les llama?
-Cabras. Tienen cuernos y pezuñas (risas). Pero sigues siendo un chamán.
-¿Y eso porqué?
-Porque te pega. Los sacerdotes poseen sus poderes gracias a divinidades. Los paladines pueden ser tanques, así que les pega más a los que les gusta la política como "la superjefa", y de druida ya tenemos al coordinador de residentes. Con todos esos años de experiencia sólo le faltan la cornamenta y la vara de roble
-Así que soy un chamán, ¿no? (Risas)
-Es lo que te pega. A partir de ahora en el blog serás el draenei chamán.
-Mira que ponerme de los malos. Tú quieres que te ponga una mala evaluación, ¿no?
-Oye, te cambio de tema. Este Viernes hay partido de España.
-Estoy de guardia. No sé si podré verlo. Depende de los pacientes.
-Te importa si me traigo una banderola para ponerla en la consulta.
(risas)
-Anda, Te invito a un café.
-Gracias, señor draenei chamán.
-Anda, anda Ter0n. Qué cosas tienes.
Como algunos podrán desprender de la conversación, en cuanto empieza el calor, los pacientes dejan de venir a consulta del médico por la tarde. En condiciones normales de consulta es inviable tener este tipo de conversaciones tan frívolas. Casi la mitad de los pacientes que esperábamos llegaron a faltar, además de tener varios parones en el ritmo de atención. Aún así, nos entretuvimos con un par de pacientes que lo merecían y acabamos 20 minutos tarde. Son los meses de verano.