32º poema

Ante mí mismo
  ¿Qué has aprendido, malandrín? Si sigues suponiendo motivos en silencios que no son tuyos. El alma que llena de miedos vive, ni vive ni es alma completa. ¿No aprendiste de estos años? Si ciega y sorda el alma, qué le queda. La libertad en otro ser distinto no la busques, que sólo en ti has de hallarla. Recuerda aquel silencio enamorado que siguió a tu pregunta, y no lo olvides: fue el amor silencioso la respuesta. ¿Qué has de buscar entonces que no sepa el tiempo concederte? Libre el alma, su alto vuelo emprende. ¿Hacia dónde? Sólo quien ha volado puede contestarte.