Cuando oir "te amo"...es un potro salvaje....

Cuatro pares de alas las tabas
Cinco letras en la grupa de la entraña.
En ancas de una voz que grita,
en un beso que estalla.
Sucumbe el campo y resuella
burlando margaritas.
Sin brida ni espuela
montado en la crin de una estrella.
Desalambrar praderas.
Desenredar la maraña
de parvas secas.
Imitar langostas asolando bayas.
Llegar a la estación antes que el tren
habite el espacio
y ver que el andén...
es un rio rojo de pelo lacio.
Es desmitificar la llanura silente,
beberse el agua estancada
resoplando luceros
con brillo de manadas.
Dar al girasol asombros
que nadan bajo el puente
sin herrajes ni jinete,
ni zaino ni tordillo. Árabe potro.
Es un padrillo danzando
la loca carrera de mil hembras
apareando el amor del "te amo"
apoyando en el lomo la lengua.
Es la noche moruna, serena
entre el celo y el verbo presente.
Es la piel ardiente, es el éxtasis rural
del amanecer en la laguna.
Armonía digital, omnipotente
del vino dulce en la copa de la bruma
del poniente vertical.
Cobre yodo de un mar de espuma.
Es el galope del latido,
el ave, el nido. La calandria, el zorzal.
El torpe andar de una cría reciente.
La ternura, orgasmo en el oído.
Es el trepidar de la sangre,
la recepción de su simiente.
Es el muslo inquietante,
la gruta expectante, el trote paciente.
El potro desboca su boca
y la urgencia urge.
"Te amo"! Corre, trota !
Malambo. Gaucho. Malón mapuche.
Óvulo perfecto que el sonido ha fecundado,
seducido y precipitado.
Taladra un viento de amor en el pecho
donde la hembra ha parido.

Sólo por tus “te amo” en mis oídos.