Revista Diario

cuerpos y morales

Publicado el 06 abril 2016 por Karmenjt

DAVID580

Habla Pat de que la moral que se impone en las redes sociales es un reflejo de la moral social, y es cierto, pero si cabe, es todavía más restrictiva que ella. No sé si para curarse en salud sesudos analistas se posicionan en la parte más conservadora de lo que sería el arco de una moral que fluctuaría entre las posiciones más liberales respecto al cuerpo, la sexualidad y la tolerancia en general y al otro extremo las que defenderían ideologías más ultraconservadoras o religiosas.

Y supongo que aún tenemos que dar gracias que la religión predominante que todavía tiene una gran influencia en nuestro entorno sea más o menos permisiva con muchas cosas, comparándola con otras creencias mucho más duras e intolerantes. Pero no me conformo.

Estoy de acuerdo con Pat, el cuerpo humano en su totalidad, incluido los genitales, no es malo, ni pecaminoso, es lo que hay. Los bebés y niños pequeños pueden andar desnudos por la vida sin causar escándalo a su alrededor, sin embargo, a partir de la adolescencia hay que esconder las partes del cuerpo que están relacionados con el sexo, para no provocar pensamientos impuros, y son los mismos órganos, más grandes y desarrollados por supuesto, pero criminalizados gracias a la herencia católica de muchos siglos de educación en el miedo, la culpa y el pecado.

Así se censuran pezones, o penes, creando una morbosa curiosidad entorno a ellos, de una manera a veces infantil. Si a algún jugador de futbol se le escapa algún testículo  por la pernera del pantalón de deporte ocupa portadas en prensa deportiva y no deportiva, la visión del pecho de una cantante en medio de un baile agitado también es noticia y rompe records de visitas en las redes sociales. Parece que no hayamos superado la etapa tonta del pedo, culo, caca, pis.

Es anacrónico e incoherente que mientras en las playas se alterne casi con toda naturalidad el nudismo con el baño clásico, y que en la publicidad y televisión todo este hipersexualizado, ya sea de manera sutil o descarada, haya redes sociales que cancelen una cuenta porque una mujer enseñe sus pechos.

Equiparar la visión de un pecho femenino, o sin pezón, a una imagen violenta, desagradable, o que incite al odio es terriblemente injusto. ¿Así como nos vamos a extrañar de que haya gente que proteste cuando ve a madres dando el pecho a sus hijos en un sitio público? Hasta ese acto tan natural y lleno de amor hiere las sensibilidades de algunos.

Hace poco leí un articulo donde hablaba de la educación sexual que se daba en un país nórdico, no recuerdo si era Finlandia, Dinamarca o Suecia, y no solo la educación en las escuelas de primaria se trataba de una manera mucho más natural y desinhibida que la que se imparte aquí sino que había un programa de televisión destinado a los niños pequeños donde se trataba este tema con cuerpos reales, es decir, con hombres y mujeres desnudos, sin pixelar, sin tapar, mientras la educadora señalaba, tocaba y disertaba, disipando todas esas dudas y preguntas que todos los niños pueden tener y que los adultos se empeñan en contestar con sinónimos tontos, si es que contestan.

Ese tipo de educación sería la ideal, sin dejarse influir por tabús, prohibiciones y valores morales religiosas, donde se daría más importancia como dice Pat a lo que se hace con los cuerpos que a los cuerpos en sí, donde la perversión no está en esos cuerpos sino en la mente y los ojos que miran.

Igual la inocencia se pierde cuando nos la tapan.


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