Revista Diario

El Retorno:

Publicado el 09 agosto 2018 por Lauraps

El Retorno:
Me desperté de repente, respirando con dificultad. Había vuelto a la vida tras tres largos años en la oscuridad, sin nadie con quién hablar, observando los errores de los más allegados sin poder asistirles en el camino. Miraba a mi alrededor con ansia, teniendo en mente el objetivo que debía llevar a cabo para volver a tener una vida normal.

Me levanté en la cama de mi antigua habitación. Pude oír a mis padres y a mi hermana pequeña cenando en el salón, podía percibir sus risas... Comprobé que no me veían cuando crucé el pasillo y me posicioné al lado del sofá mirándoles con nostalgia, volvía a estar en el sitio donde pertenecía, hacía mucho tiempo que no me sentía así.Volví en mí para coger uno de los cuchillos de la cocina, había sucumbido al egoísmo y debía sacrificar la vida de mi hermana para volver a la vida de manera completa, acepté sin miramiento pero ahora, tras ver esa cabellera castaña, esos ojos negros grandes y llenos de bondad, acompañada de sus innumerables inquietudes y preguntas inocentes, las lágrimas corrían por mis mejillas, incapaz de aguantar el cuchillo en la mano. Mi hermana se acostó tras el cariñoso beso de buenas noches de mis padres, pensé que ya se iba a dormir pero vi cómo cogía una foto donde salíamos juntas en la playa y me hablaba como si estuviera con ella:  - Hoy he jugado en el recreo con mis amigas, algunas de ellas se ríen de mí... ¿Sabes? A veces, me gustaría que estuvieras aquí para decirme qué hacer, ando un poco perdida, ya sabes... - dejó la foto encima de su mesita de noche y se tapó con la manta hasta el cuello, susurrando - Buenas noches, hermanita.

  - Buenas noches, pequeña... - susurré, sin poderme creer que tuviese un cuchillo en la mano para matar a una niña de seis años - Que duermas bien.Volví a mi habitación poco a poco, sin haber sido capaz de llevar a cabo el trabajo que me habían encomendado. Me di cuenta de que estaba cambiado por completo: tan solo estaba mi cama sin el edredón que me regaló mi abuela, no estaban las mesillas de noche que me compró mi madre a los diez años con toda su ilusión, ya no había nada... ni siquiera las fotos con mis amigos que solía pegar en el corcho de la pared que tenia al lado del espejo que ahora, ya había desaparecido.Me habían dado tres días para llevar a cabo el sacrificio, si no ocurría, volvería a estar en absoluta oscuridad y silencio al otro lado de la vida. Esperé para volver a ver a mis padres, aquella pareja tan unida ahora feliz, ya no parecían echarme de menos, de hecho, justo ese día iban a tirar la cama de la que me había despertado la noche anterior para hacerle a Page una sala de juegos, dado que, su habitación era pequeña. Habían pasado página, me habían olvidado, me habían dejado atrás... quizá ya no volvían a pensar en mí como yo pensaba en ellos cada noche antes de acostarme cerca de bosques frondosos que nadie había pisado con la esperanza de hacerme sentir viva a pesar de estar muerta.Mi habitación se quedó vacía, pude ver cómo mi padre la pintaba de un rosa pálido, el color favorito de mi hermana... Esa cama era mi única esperanza de seguir con vida en esta familia, de pertenecer a algún lugar, de tener un hogar pero todo había desaparecido y me había quedado pendiendo de la nada, sin nadie que esperase por mí. En cuanto llegó el tercer día, desaparecí del mundo al que formaba parte hacía tres años, para volver al eterno silencio, a recuerdos de una sola dirección, esperando que mi alma descansara en solitario y sin esperanza de retorno.

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