Revista Diario

-El paleontólogo perdido-

Publicado el 20 agosto 2010 por Nunipaper
 Cuento corto
   Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, tienen que creer lo que les digo porque el profesor no tiene otra manera de escapar de esa cueva.
   Hace dos días, el mismo me contaba como se le había aparecido el animal mientras catalogaba estalagmitas, pero me reí de el, que tonto fui. Pero quien se ha vivido semejante experiencia para explicar convincentemente un suceso como ese.
   La importancia de toda esta algarabía de mi parte es; que esta mañana cuando me baje hasta su cueva, donde acampaba, para simplemente ver si quería estar en el desayuno de mi campamento, lo que me parecía una locura se hizo realidad. Un dinosaurio inmenso tapaba la entrada.
   Nos hará falta un camión y mucha soga para sacar la bestia del medio, y la verdad es que no se si estará durmiendo o simple mente muerto. Eso lo descubriremos al tratar de colocarle las sogas alrededor del grueso cuello que tiene.
   Se los vengo avisando hace dos semanas, en este lugar hay algo raro, recuerdan…les decía… “En este lugar hay un olor muy fuerte y no es de un elefante”.
   El líder termina su dialogo con el grupo y regresa a la entrada de la cueva por propio nerviosismo. Lugo regresa corriendo y exhausto.
   Acabo de echar un vistazo al fondo del túnel, hay dentro… donde se encuentra la apertura de la cueva, desde arriba se puede ver el rabo del animal. Por suerte, el profesor sigue vivo, pude ver las señales en clave morse que parpadeaban sutilmente desde la entrada y el costado del animal, el profesor debe estar vivió, todavía le quedan baterías en su linterna portátil. Me decía en clave:
   -Esta durmiendo, actuar con cautela-.
   -¡Oyeron eso ¡ …vamos corriendo a ver que sucede, traigan los dardos tranquilizantes y las sogas.
   El líder de los zoólogos y su equipo de trabajo se precipitaron hacia el área del peligro, bajaron de dos en dos hacia la apertura de la cueva utilizando cuerdas de rapel.
   -El paleontólogo perdido-
   Las palpitaciones de la linterna que les sirvieron de punto de reconocimiento se perdieron con una sombra por entre los pasillos oscuros de la cueva, y el profesor perdido no se volvió a ver jamás.
FIN

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