11 m

Los sollozos de mi madre me despertaron aquella mañana del 11 de marzo de 2004 antes que el despertador. El desconcierto rondaba en mi cabeza durante esos instantes de confusión tras despertarte.
Agitado, me bajé de la litera y vi a mis padres incorporados con unos cojines en la cama frente a su televiso; era demasiado pronto para ver la tele en casa… ¿Qué había pasado?
-Mamá… ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando? – dije mientras me desperezaba.
Mi madre con lágrimas en los ojos y pañuelos intentó explicarme lo que había pasado aquella mañana, habían hecho explotar un tren a hora punta, cuando mucha gente iba a su trabajo.
-¡¡¿Y la tata?!! ¿Cómo está la tata? – Pregunté con nerviosismo.
- Está bien, se metió justo en el tren anterior, casi cuando iban a cerrar las puertas.
Tras escuchar aquellas palabras de mi madre, me arreglé y fui al colegio. El 11 de marzo de 2004 no dimos las clases como cualquier día.
-¿Sabéis qué ha pasado hoy chicos? – dijo la profesora de música cabizbaja.
- Sí- respondimos todos al unísono. 
 - Bien, pues ahora quiero que hagáis un dibujo de lo que ha pasado. Y todos nos pusimos a hacerlo
En aquella clase, muchos de mis compañeros no habían recibido ninguna noticia de algunos de sus familiares, y algunos comenzaron a llorar.
Poco más tarde todo el colegio, guardó en el patio dos minutos de silencio, no había bromas, ni graciosillos que comenzaran a murmurar; todo el mundo, tuviera la edad que tuviera sabía lo que había pasado.
Salí del colegio con la mitad de los libros en la mano, solo quería llegar a casa. Llamé al telefonillo con mucha insistencia y subí las escaleras con toda la rapidez que me permitía la mochila de ruedas.
Abrí la puerta, solté los libros en el suelo y fui corriendo a abrazar a mi hermana.
                                                          -11 de Marzo de 2013-
El despertador sonó a las 7:20, los animales seguían en sus respectivos acuarios y yo me calcé y encendí el televisor.
“ El presidente de Venezuela...” , “La Prima de Riesgo…”, “El PSOE continua …”, “El gol del Real Madrid…”. Éstos y otros muchos titulares aparecieron aquella mañana en el televisor, revisé la prensa y tampoco variaban muchos.
Me tomé el desayuno, agarré la mochila y salí por la puerta. Parecía que la gente se había olvidado por completo de los 192 muertos y de los muchos heridos tal día como ese hace un par de años.
Salí por la puerta del portal y caminando hacia las afueras de los jardines comunitarios observé un pequeño destello; me acerqué y pude observar, que como todos los años desde aquel terrible suceso, la vela en recuerdo de una vecina asesinada estaba encendida.

A todos los fallecidos, In memoriam.