Es una novela policíaca diferente. Transcurre en París, entre Montmartre y el ultra moderno barrio financiero de La Défense.
La rutina cotidiana de unos personajes se ve alterada por un fortuito accidente, despertando el pasado y exacerbando el futuro.Una historia de amor, odio, codicia y asesinatos...¿Hasta dónde se puede llegar por dinero?...
Está dedicada a todos los que han sufrido alguna vez la soberbia, la codicia y las injusticias del sistema financiero.
EL LADRÓN DE CÉNTIMOSChristophe Paul
270 páginas (estimación)Autopublicación en AMAZONASIN: B00AL1AYAOLengua: CastellanoConsíguelo AQUÍ
Parece mentira en lo que nos puede llegar a convertir la avaricia. Es un hecho universalmente aceptado que cuando el olor del dinero satura nuestro olfato, nuestro raciocinio se nubla de manera directamente proporcional. Y hablo en plural incluyéndonos a todos porque… ¡Madre mía! Nadie parece estar a salvo de esta fiebre, es como un virus que no entiende de condiciones… edades… o sexos. El ladrón de céntimos podría retitularse “el ladrón de almas”, pues no hay quien no la venda al diablo por unos cuantos… ¿cientos de millones de euros?(nada, calderilla).¿Y si estuvieran robando un banco céntimo a céntimo sin que éste se diera cuenta? Pues tal y como están las cosas hoy día le colgaríamos una medalla al ladrón de guante blanco, a ese Robin Hood moderno (cualquiera es más pobre que la propia entidad bancaria ¿o no?) vengador de nuestras desdichas financieras y, como no, después nos despellejaríamos por hacernos con la gallina de los huevos de oro. Bueno… vale, algunos aún tenemos integridad y conciencia, ¿verdad?, pero no me negareis que muchos se estarían afilando la uñas, y sí, en El ladrón de céntimos se han repartido limas por doquier.Estamos ante la historia de Henry Pichon. Henry es huérfano, sus padres murieron hace años y los familiares que le acogieron desde entonces tampoco se encuentran vivos ya. Un hombre más bien del montón, discreto y rutinario, entregado a un trabajo en el que destaca por su destreza y con poca o nula vida social. Informático en un banco conocido de Paris, camino de su jornada laboral de domingo sufre un grave accidente que le deja en coma y… El resto lo dejo en vuestras manos, pues este no es más que el principio de la acción, una acción que nunca decrece sino todo lo contrario: a medida que avanzas entre las puntadas de Chistophe Paul éstas se tornan más al rojo vivo. Que Henry despierte removerá el pasado pero también influirá de forma muy decisiva en el futuro.Ambientada en Paris, sus personajes se mueven fundamentalmente entre el barrio de Montmartre y la zona financiera de La Défense, sin que por ello no se citen otros puntos de la geografía. Todas las alusiones a algún lugar en particular de la ciudad de la luz vienen claramente explicadas mediante una nota al final de cada capítulo, así que si os encontráis (como yo)entre aquellos que aún no ha pisado la capital francesa, no os alarméis pues nunca perderéis el norte, y no sólo eso sino que además os quedaréis con unas ganas bárbaras de tenerlo ante vuestra narices en lugar de visualizarlo.Los personajes, no muy numerosos, son los suficientes y necesarios para el desarrollo de esta historia. Cada uno tiene una personalidad y papel bien definido, algunos más segundones, pero todos aportando su granito de arena para que todo esté tejido con coherencia.El argumento me ha resultado de lo más original, y aun siendo un cero a la izquierda en informática puedes seguirle más o menos el ritmo a las explicaciones que revelan el cómo nuestro ladrón de céntimos convierte éstos en millones sin dejar rastro. De fondo también se esconde algo de romance, aunque esta subtrama bastante predecible y sencilla no será la razón por la cual no puedas soltar esta prenda. Y no creáis que por tratarse de un delito de lo más sutil los acontecimientos que se desencadenan son igual de "limpios", al contrario, como ya os he comentado al principio, la avaricia no saca precisamente lo mejor de nosotros. En conclusión, es una lectura ágil y entretenida de la que he disfrutado. Me he llevado sorpresas… ha llegado a caerme mal (más que mal, muy mal) algún personaje y otros me han dejado de piedra (¿en serio ha hecho eso? :O), he querido más que nunca visitar Paris… y, sobre todo, me he arrepentido de no haber estudiado informática ;-D (buffff, calla, calla, sólo de pensarlo me mareo ^^)
Muchísimas gracias a Christophe Paul por hacerme llegar su novela