Esta historia de la lucha de un niño por recuperar a su familia desgarra y conmueve, pero está también llena de humor y esperanza. La voz de Jamie tiene tanta fuerza que uno no puede evitar ponerse de su parte y ver el mundo a través de sus ojos.
Han pasado cinco años desde que Rose murió en un atentado terrorista islámico en el centro de Londres. Su hermano Jamie, de diez años, no ha podido llorar todavía, aunque sabe que debería hacerlo porque toda su familia lo hizo. Las cosas no van nada bien desde entonces: su padre bebe cada vez más, su madre los ha abandonado, Jasmine, la gemela de Rose, ha dejado de comer y Jamie tiene muchas preguntas que nadie le responde. Pero un día un anuncio de televisión le hace soñar con que todo vuelva a ser como antes…
«Está contado con tanta ternura y humor que no he dejado de recomendarlo desde que lo he leído.»
J. Cremades, El Mundo
«Es conmovedora hasta extremos que no puedo explicar.»
M. Rivera de la Cruz
«La voz de este niño atrapa.»
M.ª J. Obiol, El País
«Impresionante debut.»
The Bookseller
«Cautiva tanto a jóvenes como a adultos.»
S. Hernández, La Vanguardia
Duelo. Quien más y quien menos desgraciada e inevitablemente conoce su significado emocionalmente hablando. En mi opinión, hay tantos duelos como personas que lo padezcan, tantas maneras de sufrirlo como almas que traten de sobrellevarlo. Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea es la historia de un duelo o, mejor dicho, de todos y cada uno de los duelos que puede llegar a desencadenar una pérdida.
Jamie tiene dos hermanas mayores mellizas: Jasmine y Rose. Ésta última fallece en un atentado perpetrado por islamistas en Londres dejando destrozada de todos los modos posibles a su familia: unos padres que no saben cómo manejar el sufrimiento y que, dejándose llevar por la vida más que viviendo, acaban olvidando que aún tienen dos hijos que son presente; una melliza que, a pesar de usar válvulas de escape propias de una adolescente, tiene que tomar unas riendas que no le correponden; y un hermano pequeño que aún no comprende "eso" que está robándole a su familia y, en especial, a sus padres.
Fuente
Lo primero que puede llamar la atención es el título: largo y curioso, pero en mi opinión perfecto para una prenda que Annabel Pitcher teje con Jamie como narrador. Así, consigue bordar una especie de diario infantil que encandila por la ternura, sinceridad e inocencia con la que está descrita la atrocidad, el sufrimiento y, al fin y al cabo, la muerte. Si hace dos semanas comentaba que el punto flaco de La joven de las naranjas había sido, en mi opinión, que Gaarder no había sabido plasma el registro adolescente en las palabras de uno de sus narradores protagonistas, tengo que decir que en este caso Pitcher ha conseguido transportarme a la infancia de la mano de Jamie: su transparencia, sencillez..., sus símiles, sus conclusiones, reflexiones... ¡Y qué bien sienta la piel de un niño de vez en cuando! Dejar de lado por unos días las tribulaciones adultas y darse cuenta de que muchas veces podrían ser golpeadas por la lógica aplastante de los locos bajitos, una lógica que no entiende de poses, de lo que "se debe de" ni de prejuicios."Cuando nos fuimos de Londres, papá se pasó una hora intentando hacer pasar su armario por la puerta del dormitorio. Lo tumbó hacia un lado. Probó poniéndolo patas arriba. Lo volvió para un lado y para otro pero no hubo manera. Las palabras como mamá y affaire y papá y alcohol eran justo igual que ese armario... demasiado grandes para poder sacarlas. Hiciera yo lo que hiciera, no había manera de que me pasaran por entre los dientes"
Y sí, he vuelto a llorar, he vuelto a abrigarme con una prenda que me ha hecho disfrutar mucho pero también me ha tocado la fibra. De verdad, necesito lo que publicitariamente hablando hace unos añitos llamábamos "un kit-kat". Sí, sí, necesito un "kit-kat literario de historias tristes". Tengo unas cuantas mantas rondando por el salón con las que últimamente me caliento, y varias esperando su turno de salir del armario pero... después de mis dos últimas experiencias... me pido un tiempo muerto tejedores, dejo todo en stand-by y me voy a la caza de un bordado de alegres colores :)
"El corazón volvió a estrellárseme contra el pecho haciéndome un agujero negro por el que mi felicidad se derramó por todo el suelo de la clase"No obstante, antes de despedir esta prenda, antes de doblarla cuidadosamente y devolverla al cajón del que la cogí y en el que, por cierto, llevaba meses a la espera, tengo que agradecer a Mónica y su reto Serendipia Recomienda y a Lidia Casado del blog Juntando más letras que desencadenaran mi encuentro con el calor de una historia que sin lugar a dudas recomiendo.