Los fracasos retumban en un asfalto interminable de huellas y voces. Me siguen, no debo mirar hacia atrás, solo hacia adelante, hacia la salida. Ya está hecho y el destino no se frena.
Tiemblan las luces iridiscentes, me guían. Estaba sin rumbo, pero nunca más. ¿Hasta donde llegan las vías? ¿Cuando el río parara de gritar? ¿Hacia donde me guías?
Retumban los ecos en la soledad, la sonrisa no tiene miedo de asomarse. Me parece ver algo a lo lejos. No es el final de la vía, es solo el comienzo y he llegado a una de las estaciones. Creo que es la hora de descansar. Justo ahí, en ese lugar, entre graffitis y eminentes paredes.