Permiso de fin de semana. Dejo atrás Carcelona. Amanezco en una casa enorme en Saus. Hace frío dentro. Fuera hace calor. En pleno noviembre. "L"estiuet (el veranito) de Sant Martí", según los metereólogos. De veranito estamos. Desayunando en un bar que me encanta. Está frente a la desvencijada estación de Camallera. Mesas de plástico rojo, siempre con restos de comida, siempre con platos abandonados, siempre con algún cenicero lleno con los cigarrillos del cliente desconocido. Los dueños, mal vestidos pero simpáticos, cara de pocos amigos pero serviciales, desordenados pero eficientes. Bocadillo de bull negre. Café solo. Solecito y la parroquia del lugar. Estamos en el campo. Hemos tenido que ir a Camallera porque en Saus, a menos de dos kilómetros, no hay ni un bar, ni un café, ni una tienda. Hay casas restauradas y la Casa, con mayúsculas, de un tal Palmero, artista. Un paseo por Sant Martí d'Empuries, insólitamente vacío en este veranito de noviembre, y en ésas me llama mi padre. Estoy en Santander, me dice. Vuelvo el martes, sigue telegráficamente. Pásala bien. Adeu. No se imagina mi padre lo bien que la paso. En un banco del paseo de L'Escala, con el Mediterráneo a mis pies, y con el Aire Nuestro de Manuel Vilas en mis manos. Qué señor tan divertido este John Vilas. Es tremendo Guillermo Vilas. Mis carcajadas se escuchan en Cadaqués. En Casa Anita incluso. Como pienso tanto en Cadaqués me llama Carolina, a quien conocí en Cadaqués justamente. Me cuenta algo de un Latin Show y me invita a cenar a su casa, con Jordi y otros amigos. Le digo que estoy en Saus y me pregunta si me hago amigo de todo el mundo que tiene una casa en el Empordà. Le respondo que sí, por supuesto. Nos reímos. Jordi no se pone al teléfono porque está atareado con un cordero. Me despido y le adelanto, entre risas, que mencionaré en mi próximo post que su hija suspende educación física. Pensé que ya no suspendían a nadie en secundaria. Mucho menos en educación física. Yo suspendí natación varios años. Le tenía fobia a la natación. Me olvidaba la bolsa con el gorrito, el bañador y la toalla en el autobús. A propósito. Sin que mi abuela se diera cuenta. Me río pensando en mi profesor de natación, un gordito cascarrabias que se dormía en las clases. Me río también con Manuela Vilas en L'Escala. Me troncho con Aire Nuestro. Con Vilas People, con todos los Vilas habidos y por haber. Podría escoger muchos fragmentos hilarantes pero me quedo con éste, con un profesor de Getafe cualquiera, que aparece en una de las notas a pie de página.
"Hay que señalar que Rodríguez Zapatero es profesor de inglés en el Instituto de Enseñanza Secundaria Antonio Machado en Getafe. Cobra 1936 euros al mes, con diecisiete años de antigüedad o de servicio: es decir, cinco trienios y dos sexenios. Lógicamente, no enseña inglés. De vez en cuando les dice a sus alumnos de 2º de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO): "Hey Babies, I'm Zapatero" y se echa a llorar. Sus alumnos le quieren en español. A una chica le dijo "I love you" y todos le aplaudieron, y luego Zapatero invitó a sus alumnos a un chocolate con churros en el recreo, mientras él -a escondidas, muy a escondidas- se bebía un whisky doble solo. Porque bebe: drinking, dice él. Getafe entero sabe que bebe, sabe que drinking. Pero explícame, qué se puede hacer en Getafe sino drinking. Zapatero dice en sus clases de inglés de 2º de la ESO que España es un país bukovskiano, pero en la sombra. A la luz del día es un país multinacionalista. Pero, claro, qué crédito le vas a conceder a un tipo que drinking..."