Revista Literatura

Aplicación y Perseverancia

Publicado el 31 octubre 2013 por Migueldeluis

La perseverancia sobre el genio

Los medios simples producen los mejores resultados

Adaptado de Samuel Smiles1

Los mejores resultados en la vida suelen obtenerse por medios simples y el ejercicio de cualidades ordinarias. La vida común de cada día, con sus cuidados, necesidades y deberes ofrece amplias oportunidades de adquirir esta clase de experiencia. El camino del bienestar humano yace junto a la vieja carretera del constante buen-hacer; y quienes son más persistentes y trabajan con el espíritu más sincero serán, normalmente, los de mayor éxito.

A la Fortuna le dicen ciega, pero la fortuna no es tan ciega como las personas. Quienes investiguen descubrirán que la fortuna favorece a los más trabajadores como los vientos y las mareas favorecen a los mejores navegantes. Incluso en las más altas ramas de la ciencia, las cualidades más comunes resultan las más útiles: sentido común, atención, aplicación y perseverancia. El genio puede no ser necesario, pero incluso el genio no desdeña servirse de esta cualidades ordinarias.

Los más grandes han sido los que menos creen en el poder del genio. Algunos incluso han definido al genio como sentido común intensificado o como la capacidad de esforzarse. John Foster sostuvo que era la capacidad de encender tu propio fuego. Buffon dijo del genio “es la paciencia”.

Newton tenía, sin duda, una mente del orden más alto, y sin embargo, cuando le preguntaron por qué medios había alcanzado sus extraordinarios descubrimientos respondió modestamente, “Pensando siempre hasta alcanzarlos.” En otra ocasión expresó así su método de estudio: “Mantengo el asunto continuamente en mi mente, y espero hasta que los primeros amaneceres se abran lentamente, poco a poco hasta una luz completa y clara.” En el caso de Newton, como en todos los demás, solo alcanzó su reputación a través de la aplicación diligente y de la perseverancia. Incluso su recreo consistía en cambiar d estudio, dejando un asunto para tomar otro.

Kepler, otro gran filósofo2, hablando de sus estudios y de su progreso: “el pensamiento diligente en estas cosas me dio la ocasión de pensar aún más hasta que al fin desperté toda la energía de mi mente”.

Entrenar la diligencia

Cuando se entrena la carrera se hace más fácil. Debemos repetirlo una y otra vez; la facilidad vendrá con el trabajo. Ni el arte más simple puede alcanzarse si trabajo; y qué dificultades es capaz de alcanzar.

Sir Robert Peel3, cuando era niño, entrenó su memoria a base de repetir el sermón dominical. Poco a poco, mediante la práctica constante el hábito de la atención se hizo muy poderoso hasta llegar a poder repetir el sermón palabra por palabra. Cuando a Giardini le preguntaron cuanto tardaría aprender a tocar el violín como él, respondió: doce horas al día durante veinte años.

El tiempo y la paciencia transforman la hoja de morera en seda

El progreso, aún el de la mejor clase, es comparativamente lento. Los grandes resultados no pueden alcanzarse inmediatamente y debemos conformarnos con avanzar por la vida como andamos, paso a paso. De Maistre decía que “saber esperar es el gran secreto del éxito”. Debemos sembrar antes de cosechar y frecuentemente debemos esperar mucho tiempo.

Esperar con paciencia, sin embargo, es trabajar con alegría. La alegría y la diligencia son la misma alma del éxito y de la felicidad; quizás el placer más alto de la vida consiste en una conciencia trabajadora, clara y briosa: la energía, la confianza y todas las buenas cualidades dependen de ésta.

Notas

  1. Este artículo tiene como fuente parte del capítulo cuarto de “Self Help” de Samuel Smiles.
  2. En la época de Samuel Smiles, como también en la de Kepler, no se distinguía entre filósofo y científico.
  3. Sir Robert Peel, político británico, llegó a ser primer ministro y se le atribuye la creación de la policía británica.

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