Aprende a escuchar tu propia voz

Recién acabo de terminar una pausa en este blog. He estado pensando sobre quién soy, cuál es el mensaje que quiero compartir, cuáles son las mejores maneras en que puedo expresarlo. Y si bien aún no tengo todo claro, mucho gira (como suele suceder aquí) sobre el ser auténtico, y escuchar ese llamado que viene de nosotros desde adentro, reconocer que lo que buscamos siempre está y ha estado en nosotros.

Porque solemos pasar mucho tiempo buscando afuera, en otros; buscamos libros, películas, grupos, gurús y otros genéricos intercambiables para saber qué dicen, qué conocen que nosotros no. Esto nada tiene de malo, todas estas personas y recursos mucho tienen que darnos, incluso aceleran nuestro crecimiento y aprendizaje, pero…

Pero de pronto, hoy, me siento justo como Emerson escribió ayer:

“…mañana un extraño dirá con magistral sensatez precisamente aquello que hemos sentido y pensado todo el tiempo, y nos veremos forzados a tomar con vergüenza nuestra propia opinión de parte de otro.”

De pronto me siento rodeado de voces que dicen mucho que he sentido, pensado y descubierto desde hace algún tiempo. No tengo todas las partes del rompecabezas, pero  tanto me es reconocible, tanto he examinado en la soledad de mis pensamientos y emociones que lo aprendido se ha vuelto un fondo donde otras cosas suceden. Y entre tanto escuchar a otros, esas conclusiones dormidas se despiertan pero ya sin la certeza sobre cuál es su origen.

Y la verdad es que saber con completa seguridad cuál es su origen tampoco es fundamental. Todo está allá afuera y, nuevamente, adentro de nosotros. Sólo tenemos que estirar la mano, tocar, experimentar y reconocer. Yo simplemente me avergüenzo por no escucharme más fielmente, por no presionar más en la dirección hacia la que mi interior me ha venido guiando desde hace tiempo.

Y pienso que tú también debes hacer una pausa, te invito.

¿A quién sigues? ¿De quién esperas su siguiente paso para darte dirección?
¿Estás pidiendo permiso?
¿Sobre qué cosa estás esperando corroboración?

Baja el volumen de todo lo que te llega de afuera (incluido yo, paradójicamente), basta de ruido.

Ayuno del exterior
Todo lo que viene de afuera es como una oferta para alimentar nuestras mentes y corazones. Las ideas de otros, las ideas de todos, las ideas de algunos; todas sus emociones. Todas son un cierto tipo de alimento que viene a nosotros nos demos cuenta o no. Te invito a que por una hora, un día, una semana, lo que puedas, estés alerta a qué es lo que otros te ofrecen.

Haz un ayuno. Hay muchos tipos de comidas y no todas te alimentan como requieres. Todas te serán ofrecidas, recházalas, no por terquedad vanidad y orgullo, sino para poder subir el volumen de lo que pasa en tu interior. Tus propias ideas y emociones son como el agua que, precisamente, te permite mantener este ayuno, son lo fundamental y necesario. Escúchate con cuidado, reconoce tu voz entre el tumulto de todas nuestras voces. Lo esencial se esconde adentro de lo obvio y evidente.

1. Escucha a los otros,
2. Acepta y reconoce lo que te ofrecen.
3. Déjalo ir.
4. Escucha lo que viene por sí solo, sin buscarlo, a ti.
5. Una vez que reconozcas tus inquietudes más personales, compleméntalas con todo lo demás que hay afuera.
6. Intégralas, aporta tu parte, recrea lo que hay allá afuera.

Espero que esto te ayude para encauzarte más hacia donde quieres ir. Busca sabiduría donde está; y ten cuidado de los que saben, escúchalos, pero no te vuelvas un apéndice de ellos, siempre vuelve a ti mismo, tú sabes a dónde ir.

¿En qué estás pensando? Me gustaría saberlo.

“Deberíamos aprender a detectar y observar ese destello de luz que atraviesa nuestra mente desde adentro, más que el brillo del firmamento de los bardos y los sabios. Mas desechamos nuestro pensamiento sin tomarlo en cuenta, precisamente porque es nuestro. En toda obra genial reconocemos nuestros propios pensamientos rechazados: vuelven a nosotros con una cierta majestad ajena.”
-Ralph Waldo Emerson