(Un comentario de Ernán, el creador del encantador sitio Después de la media rueda, fue el disparador para conjugar un tríptico sobre Jung, hechiceras y elixires, así que honrando la palabra dada vaya este post en agradecimiento).
Arquetipos del inconsciente colectivo es un libro tan apasionante como árido, propicio para sumergirse en la teoría junguiana acerca de los principios que rigen la actividad de estas imágenes fundantes o mitológicas, que actúan en nuestro inconsciente como patrones organizadores e impulsan de manera innata a experimentar y actuar en forma predeterminada.
La notable formación de Jung en mitología, alquimia, gnosticismo, filosofía y religiones adunada a su conocimiento sobre la teoría freudiana, fue determinante para su conocimiento del contenido simbólico del inconsciente. Los aspectos psicológicos del arquetipo de la madre, la persona como imagen pública o máscara, ánima y ánimus como aspectos femenino y masculino del inconsciente colectivo de hombres y mujeres respectivamente, y el lado oscuro proveniente del pasado prehumano o sombra que nos acecha en tanto permanece oculta, constituyen el corpus de este libro notable.
Adentrarse en aquellos arquetipos que rigen nuestras vidas es una tarea imperiosa para desgranar las ideas o actitudes que se manifiestan en consecuencia, y hacer visible la sombra que se esconde detrás de cada una de ellas. El aporte de Jung ha sido determinante al sintetizar en su teoría los aportes provenientes de disciplinas diversas y antiguos saberes; la tarea a realizar con los elementos que proporciona su maestría corre por cuenta y orden de cada lector.
Aquelarre otoñal
Semana intensa de trabajo en la que el inicio del viernes representa el comienzo de la distensión. A medida que el día transcurre mi pensamiento vuela hacia el momento en que nos reuniremos nuevamente delante de la mesa vestida por Ale, para celebrar un nuevo reencuentro luego de idas y vueltas, pasadas y próximas, de cada una.
Arribamos con Marcela y Apre a casa de nuestra anfitriona munidas de comida oriental, una botella de vino blanco de Mar & Pampa y los obsequios provenientes de los últimos periplos. Marcela, cuyo viaje fue el más extenso, recibió recuerdos mexicanos y uruguayos y repartió a diestra y siniestra una multitud de presentes que atesoró de cada ciudad recorrida en la vieja Europa.
Estampas de Amsterdam, bellísimos corazones gaudinianos, té inglés…contentas como niñas nos dispusimos a gozar de la cena, de la charla, de la compañía. La hora del café coincide con la medianoche, tiempo mágico de hechiceras y tarot para desenredar el hilo de Ariadna de la existencia de cada una.
No hay energía más fuerte ni medicina más sanadora que una reunión de amigas, en la que el tiempo se detiene debido a que cada instante se disfruta a pleno y cada momento es un bálsamo en las contingencias personales de cada una. Cuando finalmente me introduzco entre las sábanas son cerca de las tres de la mañana, y una vez más elevo una oración de agradecimiento a las Diosas por habernos conjurado.
La fotografía tomada por Juan reproduce uno de los múltiples regalos de Marcela.
The One
Un préstamo de sus amigos, accesorios personales de las modelos y una sábana que hacía las veces de cortina perteneciente a Domenico Dolce marcaron el comienzo de la firma. La primera colección presentada en Milán de los diseñadores Dolce & Gabbana data del año 1985; cinco años más tarde, el corset de piedras preciosas que Madonna luciera en el Festival de Cannes era cubierto parcialmente por una chaqueta Dolce & Gabbana.
Una maison no puede preciarse de tal sin un aroma que la identifique. Así como otras casas tradicionales francesas e italianas, Dolce & Gabbana multiplicó geometricamente las ventas con líneas de cosméticos y accesorios y sus perfumes, peculiares y persistentes, adquirieron muy pronto el carácter de íconos entre las miles de fragancias que pueblan el universo de la moda.
The One es un perfume basado en flores orientales, que inicia las notas con una salida que evoca levemente a la mandarina y la bergamota para abrirse a la fragancia de las azucenas, culminando con la persistencia de la vainilla y el sándalo. Si bien la descripción podría asemejarse a otras tantas, el tono dorado del líquido, su persistencia y la sensualidad que evoca han dotado a este perfume de la característica que indica su nombre, tornándolo único y distinto, un verdadero objeto de deseo.