Revista Diario
Atiborrados de noticias
Publicado el 19 septiembre 2012 por MamenodParece que de nuevo ha ocurrido un fenómeno que no deja de ser curioso. Tras un verano sin novedades, apático, adormecido en el sopor hasta para lo importante, septiembre empieza fuerte atiborrándonos de noticias.Ayer, sin ir más lejos, nos quedamos sin esperanza. No hombre, no, a pesar de la pequeña trampilla de la minúscula en la letra, no me refiero en esta entrada a ese sustantivo precioso que según dice la gente es lo último que se pierde. Hoy me refiero a Esperanza, a nuestra Aguirre. Ha dicho que se va de la política porque quiere vivir, y con ella se lleva un sinfín de despropósitos verbales y la oportunidad de hacernos reír, por no llorar, con lo esperpéntico y rancio de su discurso.Un rato he estado yo reflexionando sobre ese anuncio suyo, escueto y extraño por el que ya están corriendo ríos de tinta en la red y sobre el que se ciernen tantas especulaciones como lectores. Hay incluso quien entrevé detrás (no lo quiera San Judas Tadeo), una aspiración mucho más alta, disfrazada de renuncia y envuelta de la idea conspiratoria de un salto a la presidencia del Gobierno.A mí lo que me ha llamado la atención es esa frase que ha dicho aludiendo a su enfermedad como causa de la renuncia. “Quiero vivir”, ha manifestado volviéndose humana y accesible.Ya alguna vez os he comentado en alguna entradita que hay una teoría con la que hace muchos años vivo. Más que una teoría es una creencia, una forma de ver la vida. Pienso que si hay algo que une a la gente, a la rica y a la pobre, al inteligente y al torpe, al analfabeto y al culto es la enfermedad y la muerte. Ante esas dos circunstancias el dolor te encuentra desnudo, sin pertenencias, sólo con indefensión y miedo. Por eso las personas que han pasado por una desgracia, siempre sienten empatía hacia el que está en su misma situación, supongo que es algo que forma parte del ser humano. “Quiero vivir”, decía, y por un momento me costó imaginar a alguien que está enferma y se aferra a esa ilusión, firmando un decreto para negar la sanidad a otro enfermo, basándose para ello en la diferencia de tener o no carnet de identidad o en el color más o menos oscuro de la piel en la que habita. Hoy, por quedarnos también nos hemos quedado sin Carrillo. Noventa y siete años de compromiso y una lucidez que me desarmó, conociendo su edad, en la última entrevista en la que le oí dar su opinión sobre la vida. Paracuellos, Paracuellos, voceaban toda la tarde a modo de epitafio en una de mis “cadenas de televisión favoritas” (por favor léase con sorna). Que digo yo que para estar en contra de la Memoria Histórica, a éstos no se les ha olvidado lo que no les interesa.Y como colofón a todo el lío que hay en España, septiembre ha traído con él la Diada y las reivindicaciones del nacionalismo catalán, proceso que me parece terrorífico porque las versiones, los análisis económicos y las predicciones sobre lo que pasará después son tan equidistantes como lo son las ideas políticas de los especialistas-políticos-economistas que exponen su teoría. En fin, que no me extraña que Rajoy tenga cada vez más acusado el tic que paraliza sus ojos dejándolos en una mirada infinita. Pobre criaturita.