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Attenery
Publicado el 19 septiembre 2011 por ChirriCuando estás de vacaciones, hay momentos en que deseas salir del circuito impuesto por la costumbre que imponen las masas, siempre busco lugares recoletos, escondidos de las miradas de los que como yo, llenamos las Islas Afortunadas vestidos con chanclas y camiseta.
¿Qué nos llevó a mi amor y a mí a atravesar aquellos muros? Es posible que fuera el silencio, o la seguridad que nos daba la sombra bajo los sempiternos cipreses. El cementerio nos abrió su alma y nosotros la aceptamos y algo más, pues de pronto ella se abrazó a mí cobijando su rostro en mi pecho.
- Fíjate. – Me señaló.
Sobre una lápida que el tiempo borró cualquier vestigio de letras grabadas, se hallaba una cabra recostada, con la cabeza cercenada. ¿Puede haber algo más irreal? Es difícil encontrar algo más a trasmano que ese pobre animal, en una época en que todos hemos olvidado sacrificios similares que nos narraban la Biblia, o los tiempos de arúspices romanos desentrañando futuros.
Después de unos minutos contemplando el animal, nos dirigimos a la salida, en el camino encontramos a un personaje menudo y añoso, vestido con un descolorido mono, el guarda del cementerio, al que le preguntamos por el macabro hallazgo.
Apoyado en su cayado sube los riscos, la zona norte de la isla no tiene secretos para él, la respiración entrecortada, un poco por el esfuerzo y otro poco por la emoción de volver a verla, a lo lejos vio algunos bultos marrones moverse, seguro que tienen que ser sus cabras, si, allí están, poco a poco se va acercando, hasta que una piedra va a golpear junto a su cabeza.
- ¡Detente, ladrón de cabras!- Attenery(1), soy yo Altahay(2)- Ja ja, ya te había visto, menudo guerrero estás hecho, casi te mueres del susto.- Un día te va a fallar la puntería y me vas a dejar como tu morueco.- Pobre Guayonja(3) de todas formas a mis cabritillas les parece muy atractivo.- ¿Es tu animal favorito? Sé que todos los pastores tenéis un afecto especial por una cabra en particular.- ¿Guayonja? No por cierto, mi favorita es Dagentire, mírala.
Al sentirse nombrada, una cabritilla se acercó presurosa a frotarse el hocico con la mano de la pastorcilla.
- ¿Has visto? Es un amor.- Dagentire (4) vaya nombre para una cabra.- Tonto, cuando nació tenía aquí en la frente un mechón de pelo blanco.- Te lo estás inventando, qué imaginación tienes.- Es cierto y por no creerme, en castigo me ayudarás a meter en el mar a las cabras (5)
Después de no poco sudores, consiguieron terminar con el rito de la inmersión de los animales, mojados y exhaustos se tumbaron en la playa a secarse al sol.
- ¿Cuando seas Mencey (6), me seguirás queriendo?- ¿Cuándo sea Mencey, me compartirás con otros maridos?(7)- ¡Tonto! No quedaría muy bien que el señor de la isla tuviera que compartir mujer, además, yo sólo te quiero a ti.- Eso está muy bien, anda dame un beso.- Eso está muy bien. – dijo ella zafándose del abrazo entre risas. - Pero tendrá que ser otro día.
… Otro día.El cuerno sonaba a rebato, enseguida, la vida de la isla se alteró: ¡Velas! ¡Velas en el horizonte! Corsarios sin escrúpulos que llegaban a embarcar esclavos, todos los habitantes corrieron a refugiarse en el interior de secretos jameos (8), allí donde nadie pudiera encontrarlos.
Altahay se encontró de repente solo en mitad del poblado, un rubor se le extendía por el rostro, hasta que impelido por extrañas fuerzas comenzó a correr en dirección a la costa, un latido un paso, otro latido otro paso, el corazón cada vez latiendo más deprisa, le marcaba el ritmo de la carrera, comenzó a jadear y también acompasó la respiración y el jadeo con el movimiento de sus zancadas, al rato la mente se le nubló, y un zumbido en los oídos también se sumó a la sinfonía de su cuerpo.
- ¡Attenery!
El silencio más atroz fue la respuesta a su grito, buscó y rebuscó por los riscos, por las caletas, por la playa donde solían pasear junto a las cabras, nada, ni el menor rastro de ella y sus animales, solo el movimiento de las olas al romper en la arena daban la falsa sensación de vida en aquellos lugares, sólo una leve mancha parda rompía el manto monocolor de la playa, temblando se acercó y al apreciar el pequeño cuerpo de Dagentire junto a los majos (9) de ella, el mar se le vino a los ojos, frotándose los ojos para enjugar las lágrimas, coligió como su amada, en un último acto de bondad, realizó el postrero sacrificio de degollar a su cabra favorita para evitar que le acompañara al cautiverio.
(1) Attenery - la gacela, mujer bella(2) Altahay . el más valiente(3) Guayonja - El bizco(4) Dagentire - estrella blanca(5) Los antiguos guanches sumergían las cabras en el mar para desparasitarlas.(6) Rey, cacique de la isla(7) En la sociedad guanche no era infrecuente la poliandria(8) Cueva volcánica formada por la acción de la lava y el mar.(9) Zapatos de piel de cabra, de ahí deriva el gentilicio majorero.
Cuando Andrés (APU) te propone una colaboración, es imposible sustraerse, pues se saca de la manga que como un prestidigitador, sólo tienen los buenos fotógrafos, que es el don de la oportunidad y te muestra una foto donde en un cementerio, sobre una lápida con visos de abandono y bajo una sencilla cruz de madera, aparece el cuerpo degollado de una cabra, como esto es España, no pasa nada, en USA le habrían dado por lo menos el Pulitzer. Pero este hecho a mis ojos, hace que ya no tenga descanso, como es imposible hallar una explicación racional, no me queda más que aceptar el reto y elucubrar una historia que tenga por lo menos algun viso que haya podido suceder, quizás esta foto, tendría que haber conseguido que no solo mi mente trabajase en ella, ¿Por qué no reunir una serie de relatos sobre este tema? ¿Alguien se anima? Sólo poneros en contacto con él en cualquiera de sus blogs: La Otra Zona , La Zona Mileurista , Foto Catalunya , Pintando Fotos y por supuesto el lugar de donde es originario este relato Veodigital.
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