Espinete espinete! Verde que te quiero verde, Espinete! Lala~ Lala~ ¡Aquí estoy de nuevo, gente! ¿Os acordáis de mi proyecto verde para 100% novato? Pues lo he conseguido! Espinete, mi cactus diminuto, se ha mudado a una maceta mucho más grande. ¿Queréis saber cómo lo hice?
Trasplantando que es gerundio
Lo primero que tuve que conseguir fue un sustrato y una maceta más grande. He leído que lo recomendable es dos dedos más grande que la antigua maceta, pero yo no tenía opción, porque tanto la maceta como el sustrato me lo regalaron, así que, Espinete, ¡es lo que había!
El agujero que trae la maceta lo tapé con unas pequeñas piedras, pero dejando espacio, lógicamente, para el drenaje. No le puse gravilla porque no tenía, pero se recomienda también poner arriba del todo, cuando hayáis acabado el trabajo, para la ventilación. Lo dejé todo preparado en la mesa, como podéis ver, puse la maceta dentro de un caldero, para no ensuciar demasiado. Y me puse manos a la obra:
Llené la maceta de tierra (podéis ver que la tierra viene con cachitos de raíces o ramitas y también con unos tropezones blancos). La llené hasta una altura que me pareció adecuada, y allí le hice un agujero en el que pudiera caber Espinete con todas sus raíces. Calculé a ojo con el tamaño de la maceta antigua, y cuando creí que ya estaba listo, saqué a Espinete de su casita diminuta con la mano, ayudado de un guante para el horno (que, por cierto, era un cerdito!). He de confesar que traté de hacerlo sin guantes, pero piqué bastante, así que no lo recomiendo xDD
Cuando vi al pobre cactus en ese trocito de tierra tan chiquito, REPLETO de raíces chiquitinas y delicadas, me dio tanta pena, que no me importó que la maceta fuera el triple de grande. Creo que estaría en cualquier sitio mejor que allí. No toqué esa tierra, porque por donde miraba había raíces y no quería hacerle daño, así que lo trasporté por completo a la nueva tierra en la nueva maceta. Lo cubrí de tierra por completo, pero sin tocar el cactus ni ahogar los bordes.
Dicen que hay que trasplantarlo cada dos años, siempre a una maceta más grande cada vez y siempre en primavera. Ya sabéis, ¡ahora a esperar dos años para volver a trasplantarlo! Ah, y que no se me olvide: lo regué al día siguiente, aunque había leído que debía regarlo después de dos días del trasplante. ¡No lo ahoguéis! Finalmente y después de todo, Espinete había llegado sano y salvo a su nueva casita. ¡Mirad qué cómodo se puso enseguida!
Ha sido una aventura, la verdad es que tenía miedo de matar al pobre cactus en el proceso de cambio, pero por ahora no ha pasado nada, aunque no sé si habrá crecido o no (seguramente no). Tampoco sé cuánto tardan en crecer, ni si lo hacen sin abono. Por lo que he leído, el invierno no es buena época para trasplantar una planta, hay que hacerlo en primavera y si abonamos la tierra, pues mejor. Yo lo he hecho todo un poco al revés, pero no tenía otro remedio. Ya habéis visto la minimaceta en la que vivía esta pobre criatura. Ahora al menos ya tiene espacio para estirar sus piernitas ;)
¡¿Os ha gustado?! ¿Os ha parecido fácil, complicado? ¿Podéis decirme trucos para la próxima vez? ¡Nos vemos en el próximo episodio!