Revista Diario

Ayudar a otros

Publicado el 19 diciembre 2012 por Alxndro @al_x_ndro

Uno de los primeros principios que hay que aprender para una buena convivencia en la vida, en especial si estás pensando en dedicar tu vida al servicio de otras es personas, es el siguiente: sólo se puede ayudar a quien desea ser ayudado.

Esto aplica en muchos planos y situaciones y es una de las lecciones más difíciles (pienso yo) de asimilar completamente, en particular si eres alguien que tiende naturalmente al servicio y a apoyar a los demás a cualquier oportunidad.

Hay gente a la que le parece natural dar, pero también hay gente que le parece lo más natural del mundo es recibir sin, eventualmente, ofrecer algo a cambio (en cualquier dirección, a quien sea). Es necesario saber dar y a recibir, aprender a practicar correspondencia, reciprocidad.

El no ser capaz de recibir ayuda es, esencialmente, un problema de responsabilidad y consciencia. Si alguien no está dispuesto a hacerse cargo completamente de su vida, no tiene sentido alguno darle apoyo, ya que no sabrá qué hacer con él o simplemente lo verá como una forma fácil y conveniente de aprovecharse de la persona que le ayuda.

Alguien que puede darlo todo es impotente ante quien nada puede recibir.

Si alguien pide tu ayuda, eso implica que existe un cierto nivel de consciencia y la capacidad y disposición de escuchar. Una persona que pide ayuda es una persona que está lista para dar un paso importante en cuanto a cambiarse a sí mismo y a la vida que vive.

Otra capacidad necesaria para poder beneficiarse de la ayuda que otros nos pueden prestar es el haber desarrollado un criterio propio. Éste se compone, básicamente, de nuestros deseos y nuestra experiencia y con él debemos juzgar si la ayuda que se nos da nos será en verdad benéfica en nuestro caso particular.

No todos tenemos la misma experiencia, no todos conocemos lo mismo del mundo, las experiencias de todos los seres vivos son complementarias, no excluyentes entre sí. Lo que otros dan aplica a tu vida, si tú sientes que resuena contigo, si no, es una opinión más.

Podemos invitar, dar pistas, dejar recursos disponibles para otros, pero nada podemos hacer para que los aprovechen. Sólo nos queda ser un ejemplo, y estar dispuestos a ayudar cuando haga falta.

Podemos solicitar ayuda o consejo, y la mejor forma de hacerlo es pedirlo a alguien cuya forma de ser y pensar admiramos y respetamos. Incluso, entonces, podemos tomarlo o dejarlo, sólo nosotros sabemos lo que necesitamos.

Todos hemos intentado ayudar cuando no se nos pedía, incluido yo. Yo he sido esa persona y quizá, en algunas ocasiones, aún lo soy y puede que lo vuelva a hacer. No me queda más que pedir disculpas.

En ese sentido, si sientes que puedo serte de ayuda en algún sentido, por favor, déjame saberlo, mándame un mensaje o usa la casilla de la columna de la derecha, es anónima.

No dudes en ayudar a quien lo solicita.


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