La primera vez que cruzamos miradas yo tuve la sensación de que estaba ante la mirada perfecta.
¿Causas? dos o tres. Porque si describo todas, debería cambiar el concepto de estos relatos y convertir esta situación, sólo esta situación, en un libro completo de la relación entre sus ojos y los míos.
UNO
Cuando me dedicaba dos segundos de mirada fija, sentía vergüenza. Como si con mis ojos escondiera algo impúdico. Es verdad que algo de eso había, mucho, pero sería injusto con el margen amplio de amor que guardaban mis ojos.
DOS
A la milésima de segundo de mirar, pestañeaba velozmente, con la velocidad del aleteo de un picaflor. Pero uno lograba verlo en cámara lenta. Tremendo!
TRES
Arqueaba apenas sus cejas de un modo tan suave, delicado e imperceptible, que daban ganas de abrazarla y decirle suavemente al oído "sshhh, va a estar todo bien".
Nos separaba un mostrador. Ella vendía y yo muchas veces sin sentido compraba.
¿Causas? Mirarla fijo a los ojos, para luego de esas milésimas eternas de segundos, pedirle un Biznike o una Vauquita sin ningún tipo de vergüenza.
Mis dos golosinas preferidas.
Confieso que no siempre las comía, incluso las guardaba o regalaba, pero nadie me quitaba esa sensación de tener una pequeña e ineludible historia de amor. Mía y tal vez de ella.
Las palabras intercambiadas sólo se remitían a la relación Golosina-Gaby / Gaby-Golosina.
Hasta que un día atravesé el umbral.
Llegué plagado de valentía y me propuse invitarla a pasear.
No estaba.
Me desesperé y pregunté a qué hora volvía.
El dueño me contó que había conseguido trabajo en otro lugar.
Pregunté con mucho temor y haciéndome el que no me interesaba"...de qué...?"
Incluso acompañé la acción mirando como para arriba, como si el techo me estuviera soplando la respuesta.
Y me dijo quiso que quería dedicarse a lo suyo...y ahí dejé de escucharlo.
Llámenme idiota pero yo la cuento como a una de las mujeres que amé.
¿O acaso no se trata de extrañar, desear, soñar y sentir?