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Blog 120: historia de un suspenso, el de la educación

Publicado el 16 marzo 2015 por Baurk @d3rbaurk

libros-de-autoayudaCuando hablamos de educación en este país, nos enfrentamos a un conflicto a muchas bandas, donde vemos como un sistema que por más que intenta remozar, no se logra llegar a ninguna parte y es que la cultura que se ha desarrollado en torno a la educación, por parte de profesores y padres (la culpa no es de uno, es de todos), ha llegado a tomar un cariz, que en ciertos aspectos, roza lo absurdo. Actualmente, la educación básica, hasta llegar a la ESO o incluso, el Bachillerato, son sistemas educativos absurdos, que no enseñan nada y que provocan un estrés, que termina derivando en aburrimiento y desidia. Tener entre 12-15 asignaturas es una aberración y que un día, tengas que saltar entre seis asignaturas diferentes, lo que hace es que al final del día no te hayas quedado con nada y no hablemos ya del tema exámenes, donde no se premia el aprendizaje, sino la memorización de contenidos, la expulsión de esa información en un papel, sin más y una vez terminado, tal como vino, se fue.

Blog 120: historia de un suspenso, el de la educaciónRecuerdo aquella época, que pese a que hace mucho que deje atrás, nunca olvido. Teníamos una agenda corporativa del centro donde estudiaba, en la cual, había unas dos o tres hojas (por delante y por detrás), para observaciones que te anotaban los profesores y tenias que dar a los padres. Recuerdo que a finales de la segunda evaluación, principios de la tercera, ya lo tenía lleno y tenía que pegar folios en blanco, literalmente. Mas o menos ese periodo empezó en segundo de la ESO. Lejos de amedrentar, ese tipo de comunicaciones, me irritaban, porque no entendía en ese tiempo cual era la motivación de las mismas, siguiendo ese desconocimiento en el presente, pero ahora, puedo decir que lejos de amedrentar al alumno y hacer que se esfuerce, parece más bien un intento del docente, de obligar a los padres castigar al alumno por asistir de algún modo, a un sitio que ya de por sí, podría ser un castigo, teniendo que soportar la paliza de muchos profesores y sin saber, si ese docente es bueno y consigue enganchar a sus alumnos.

Blog 120: historia de un suspenso, el de la educación

Quizá cuando mas toque ‘fondo’, por así decirlo, fue en tercero de la ESO, cuando repetí curso, aprobándolo todo el año siguiente y en cuarto, cuando ya tenía en vistas dejar de hacer el tonto y pasarme a la formación profesional. Recuerdo ese último curso en la ESO, como esa época soporífera,  en la que iba por obligación y sin ganas, tanto era así, que en la mayoría de clases, dejaba de atender en clase y centrarme en la lectura de un libro que llevaba de casa. Capacidad para estudiar no me falta y tampoco se podría decir que soy un tontito o un vago, simplemente, me daba igual la mayoría de cosas que se daban en el aula. Tanto es así, que saque excelentes notas en historia y biología, pero suspendí matemáticas, lengua, ingles y tantas otras asignaturas, de las que ya ni recuerdo el nombre ni de que iban. Es curiosa la situación cuanto menos, ya que, tengo este blog donde escribo textos, que mas o menos son interesantes y más o menos bien estructurados y que se pueden leer (siempre hay margen de mejora y mas en mi caso), tengo dos títulos de formación profesional donde la matemática es la base y me estoy sacando otro donde hay muchísima matemática y durante dos años, estuve escribiendo a diario noticias y artículos, donde la fuente mayoritaria eran paginas en ingles, que yo mismo traducía. Curioso, ¿no?

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Ahora bien, ¿Dónde reside el problema? Pues bien, el problema reside en que no soportaba el análisis sintáctico de las oraciones, del cual entiendo más bien poco el sentido, leer en clase partes de texto y que te manden para casa un montón de ejercicios, no solo de esa asignatura, sino de muchas otras, siendo al final, una pérdida de tiempo de ocio y distracción, ya que llegabas a casa y te podías tirar cuatro o cinco horas haciendo ejercicios. Eso en el mejor de los casos, porque luego habían trabajos, redacciones y otras cosas. Recuerdo una vez, que para un mismo día tenía ejercicios de cuatro asignaturas, examen de otra y entregar el trabajo de otra. Todo eso para un lunes. Hacer todo eso, suponía estar todo el fin de semana, encerrado en casa, trabajando y estudiando. Te tirabas fácilmente el sábado con los ejercicios y el trabajo y el domingo estudiando para el examen. Era algo surrealista, porque tú te podías matar a trabajar y pensabas que había gente en la calle, tus profesores no hacían nada esos días y un sinfín de historias y pensamientos, que te hacían pensar, que estabas haciendo el tonto y al final, no hacías nada.

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Tampoco llevaba bien el que me obligaran a leer libros. Sinceramente, siempre me ha gustado leer y normalmente no me leía ninguno de los libros que me mandaban desde clase, lo consideraba una pérdida de tiempo en todo su esplendor. Al final, son libros que no me gustaban, que no les veía sentido y prefería leerme libros de historia egipcia, que me gustaban más y me parecían más edificantes. Obligar a los alumnos a leer un libro cualquiera, sin tener en cuenta sus divergencias, creo que es algo ilógico y que muchas veces, lo que termina causando es rechazo. Para lo que sirvió, es para que terminara cogiendo mucho asco a un escritor  concreto, como es Jordi Serra i Fabra, del que nos obligaron a leer muchos de sus libros, terminando por cogerle manía y asco a este escritor, como si no existieran más escritores. Lo más correcto a mi manera de ver es decirles a los alumnos, que tienen una o dos semanas para buscar un libro que leer y luego se les pregunte por el mismo, así se implica el alumno  y encuentra algo interesante o no, pero ya es su elección.

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Mucho me temo, que tanto insistir en que tenia capacidades y que debía estudiar, terminaron llevándome por el camino de la desidia, bueno, eso y el preguntarme el porqué puñetas tenía que estudiar y memorizar un montón de cosas que me daban totalmente igual y consideraba, que para lo que yo quería ser, no me aportaban absolutamente nada. Tenía claro que mi mundo era la tecnología y no entendía porque tenía que dar ética o religión, que no me aportaban nada, entre otras asignaturas, como física o química, las cuales nunca logre aprobar y que no me interesaba. Logre salir de ese círculo vicioso y ponerme con otras cosas, que me interesaban más. Fue cuanto menos curioso que después de segundo de la ESO, pocos mas exámenes de matemáticas logre aprobar y hoy me enfrento a problemas mucho más largos, con muchos más cálculos, pero la diferencia es que estos cálculos, tienen una utilidad, calcular transformadores, motores, líneas, generación de paneles, entre otros. Nadie es un mal estudiante, solamente necesita encontrar su sitio y algo que realmente le guste y apasione escribir.


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