Revista Diario

Blogonovela: Confesiones de una Esposa Extranjera. Parte XX

Publicado el 01 marzo 2014 por Historias De La India @HistoriasIndia

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Un Adios Inesperado

Una compleja fusión de aromas flotaba en el aire, con notas de cilantro, ajo, jengibre, cebolla, pimiento verde y cúrcuma. Se me hace la boca agua con las sutiles fragancias de la comida India al preparar un aromático chutney* de mango, un curry de pescado y mi plato favorito, aloo gobi*. Esa fría tarde de Enero del año 2002 el timbre del teléfono interrumpe mi festín.

—Hola Camila soy Vikas

Levanto mis cejas en señal de asombro por la inesperada llamada mientras aliso la servilleta que descansa junto al plato.

—Hola tio  ¡que sorpresa!

—Me encuentro en Delhi en este momento

—¿Cómo? ¿Porqué no habías llamado?

—Llegué en la mañana pero tomaré el tren de medianoche ¿Será posible invitarles a cenar?

—Hmm…Rohit tiene guardia en el hospital y yo estoy tomando mi cena pero ¿qué te parece si te invito a una taza de café?

—Me parece excelente idea. Llegaré en media hora.

Vikas visitaba la ciudad con cierta frecuencia durante el año para asistir a eventos culturales y en algunas ocasiones se hospedaba con nosotros. Siempre era grato tenerlo en casa y disfrutar de largas tertulias hasta altas horas de la noche. Llegó puntualmente 30 minutos después de su llamada vestido completamente de blanco. Se arremolinó cómodamente en el sofá de la sala mientras yo servía dos tazas de café.

—Me alegra encontrarte sola, desde hace mucho tiempo he querido conversar contigo—dijo en tono paternal. Fruncí el ceño extrañada por sus palabras.

—Sabes que te aprecio como la hija que no tuve y pienso que es hora de que hablemos abiertamente sobre tu situación con Nalini…—abrí la boca para protestar y Vikas levantó su mano.

—Déjame continuar—rogó en tono pausado—no es mi intención juzgarte o hacerte sentir incómoda pero creo que sabes muchas cosas de mi vida privada y personal…

—¿A qué re refieres tio?—respondí con cautela

—Sé muy bien que leíste el diario de Gauri, siempre sentí tu presencia en mi casa…—me estremecí en un inesperado salto de nerviosismo y casi derramo mi taza de café.

—No te reprocho Camila, somos una familia complicada y pertenecemos a una cultura diferente, es obvio que sientas curiosidad y que busques respuestas hurgando en el pasado.

—Me apena mucho haber invadido tu privacidad tio…yo…—Vikas levantó de nuevo la palma de su mano

—No hay que disculparse, eres parte de mi familia y tienes derecho a saber sobre nuestra historia.

—Pero tal vez esa no era la forma…yo…

—No estoy molesto sin embargo tengo mucha curiosidad de saber algo…

—¿Si?—respondí—¿qué deseas saber?

—¿La viste?

—¿A quién? ¿a Gauri?

—Si, por favor, debo saberlo…¿realmente la viste?

Recordé el sari rosa flotando en el balcón de su casa, el viento mecía su cabello y como la menuda figura se aferraba a la varanda de metal.

—Pienso que si…no se…cuando ví aquella fotografía reconocí algo familiar en ella…

Vikas respiró profundamente y prosiguió.

—Si…era ella…su espíritu no ha descansado hasta que estemos juntos—dijo Vikas sonriente

—Tio..¿qué pasó con Nalini aquella noche?—Vikas volteó con una mirada de amargura

—Nada, no sucedió nada…

—Pero Gauri asegura en su diario que Nalini y tú estaban juntos…

—Si, estábamos juntos pero no como ella pensó…jamás hubiese traicionado a la mujer que amé, menos aún con Nalini…

—¡Oh Dios mio!—dije en un hilo de voz colocando mis manos en el rostro—¿qué hice?

—Nalini es una mujer con muchos problemas, su ambición y su obsesión de estar siempre en control no tiene límites. Yo siempre fui una persona jovial y dispuesta a ayudar ante cualquier situación. Ella siempre ha considerado a mi hermano Anil una persona débil y lo ha manipulado a su antojo, pero su relación conmigo ha sido diferente. Cuando éramos más jóvenes Nalini vió en mí lo que no encontró en Anil y pienso que en cierta forma yo llegué a gustarle…tal vez por ello nunca quiso a Gauri. En ocasiones me confiaba sus problemas maritales y yo en mi inocencia me convertí muchas veces en su confidente. Aquella noche estaba desesperada, había quedado embarazada de nuevo y no quería tener más hijos de Anil. Me citó esa noche junto al río para pedirme que la llevara con una comadrona para abortar…yo me negué rotundamente y comenzó a gritar como una desaforada..

—…Y Gauri te vió

—Asi es…pero nunca me lo dijo…me enteré después de su muerte a través de Kalyani

Cerré los ojos imaginando el sufrimiento de Gauri

—Tio he cometido un grave error…le he dicho a Rohit que tu eres su padre…

—Lo sé

—¿Lo sabes?—dije sorprendida

—Rohit y yo nos reunimos en una de mis visitas a Delhi y hablamos largamente.

—Pero ¿porqué nunca me contó nada?

—Rohit te adora y en su corazón solo anhela que algún día Nalini y tú puedan llevarse bien.

—Pero yo he tratado tio…

—También lo sé pero no es fácil para un hijo que idolatra a su madre aceptar que su esposa no acepta las imposiciones de su suegra. En India aunque los mayores sean imperfectos el respeto y la obediencia son fundamentales. Rohit es un vivo ejemplo de ello. Ha sido muy valiente al enfrentar a su madre al casarse contigo pero no puedes pretender que vaya en contra de su crianza y sus tradiciones…

—Comprendo—dije bajando la vista—entonces yo debo ceder a los caprichos de su madre por amor…

—No, pero pienso que debes seguir intentando—dijo categóricamente.

Por alguna razón sus palabras siempre me llenaban de paz. Su mirada era cálida y su sonrisa un aliciente. Llegó la hora de despedirnos y le dí un fuerte abrazo. Acordamos vernos pronto en la casa del río. Yo no había vuelto desde mi altercado con Nalini y él pensaba que ya era hora de ceder así que decidí seguir su consejo.

Rohit y yo decidimos tomarnos varios días libres a finales del mes y fue así como volví a la casa del rio. El majestuoso Narmada* seguía su curso y solo bastaba inclinarme para mojar mis manos entre sus aguas. Arremangué mis pantalones para sentir sus gélidas corrientes entre mis dedos. Hacia la orilla contraria los brillantes saris multicolores eran tendidos por las mujeres sobre la ribera cubierta de césped, para que se secaran al sol. El cielo contrastaba contra el blanco impoluto que hacía resplandecer las paredes exteriores de la casa de Nalini. Su bienvenida fue como el clima, fría y distante. Días antes Vikas había partido hacia Ahmedabad* y nos había invitado el dia 27 para asistir a una exposición de sus obras en la capital del estado. Esa noche cenamos en familia. Anjana y Kiran estaban de visita. Binal había crecido mucho desde la última vez que nos vimos y Guna presidía la mesa.

—¿Y cuando tendremos buenas nuevas?—preguntó Anjana alternando la mirada entre Rohit y yo a la vez que se servía una ración de arroz con dhal*

Hubo un momento de silencio.

—Aún pensamos esperar un poco más—respondió Rohit tomándome de la mano

—¿Piensan ser abuelos de los niños?—intervino Nalini con una sonrisa sarcástica

—Nalini por favor…—la interrumpió Anil en tono de advertencia

—No se preocupe Anil—dije con calma—tener hijos es una bendición de Dios a cualquier edad y estoy segura que en cualquier momento serán bienvenidos…

Anjana y Kiran intervinieron rápidamente para cambiar el tema y la velada culminó sin más percances. Los hombres se retiraron al salón a tomar el té mientras Nalini y Anjana charlaban en la cocina. Salí a caminar por el sendero, desde mi última visita lo habían iluminado con pequeñas lámparas de aceite en las esquinas y le daban un toque oriental al jardín. En la medida que avanzaba, un fuerte aroma de jazmín penetraba en mis fosas nasales, estaba tan sumida en mis cavilaciones que sin darme cuenta mis pasos me llevaron frente a la casa de Gauri. La habitación superior estaba iluminada con una luz tenue y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Vi su silueta una vez más y sin embargo no sentí miedo. Me acerqué hasta ubicarme frente al balcón. La suave luz comenzó a titilar frente al ventana abierta. El cuarto se iluminó por completo y la figura envuelta en su sari salió al balcón. Su largo cabello se agitaba con el viento. Unió ambas manos frente a su pecho, inclinó su cabeza y desapareció ante mis ojos. Pestañeé una decena de veces, corrí hacia la casa pero la cerradura estaba echada. Volví al mismo lugar y la casa estaba completamente a oscuras. Quería gritar pero me quedé muda por segundos. Retrocedí sobre mis pasos y regresé caminando lentamente por el sendero.

Me levanté muy temprano la mañana del 27 de Febrero de 2002, Rohit y yo debíamos tomar el tren a Ahmedabad. Estaba convencida que lo sucedido la noche anterior no era casual. No quise comentárselo a nadie, tal vez Gauri enviaba un mensaje que no lograba descifrar. La estación del tren estaba abarrotada a esa hora de la mañana. El interminable pasillo de cemento albergaba más de cien personas a la espera para saltar al tren. Un niño sin un brazo hacía malabarismos para llamar nuestra atención pidiendo dinero. Un mendigo con los miembros retorcidos acercaba su cuenco de lata hacia todos los transeúntes. Los coolies* arrastraban carretillas cargadas de cestas y sacos bamboleándose entre la marea humana. Las largas líneas de metal de las vías se perdían en el horizonte. El tren llegó con quince minutos de retraso traqueteando, tambaleándose y entrando al anden a trompicones. El hedor de la orina se levantaba y desaparecía con el movimiento de la brisa. Nos apresuramos caminando hacia las puertas de acceso. Una vez adentro ubicamos nuestro compartimiento frente a una pareja de ancianos. La mujer vestía un sari verde pálido con un estrecho festón dorado, una gruesa cadena de oro alrededor del cuello y gafas con montura de carey. Usaba el pelo recogido en un pequeño moño sobre la nuca. Un reloj con cadena de oro brillaba en su muñeca. En una mano sujetaba una botella de agua mientras en la otra llevaba un pequeño bolso de piel.

“Dentro de unos años tendré el mismo aspecto” —pensé.

El anciano parecía bastante agradable. La ropa bien cortada, las gafas con montura de metal, el cuerpo todavía musculoso, los rasgos agradables, el modo en que su pelo iba retirándosele de la frente, su forma de estar junto a su mujer, todo sugería una confianza exenta de agresividad. Parecían estar hechos el uno para el otro. ¿Qué tiene el matrimonio que hace posible que un hombre y una mujer entretejan sus vidas, sus sueños y hasta sus pensamientos de un modo tan completo? Incluso se parecían el uno al otro con sus frentes amplias, las narices ligeramente ganchudas y las barbillas partidas.

Cinco horas más tarde la cabecera del tren se acercaba a la estación de Ahmedabad y los altavoces anunciaron su llegada. El sol de mediodía brillaba con furia. El bullicio de la estación nos dejó aturdidos y apenas escuché el timbre de mi teléfono. Era Sunil, mi compañero de aventuras.

—¡Camila!

—Si Sunil

—¿Donde te encuentras?—apenas lo escuchaba

—Estoy en Ahmedabad

—Camila ¡no te escucho bien!

—Ah-me-da-bad—deletré

—…incendio…un tren…

—¿Si Sunil?—la señal se entrecortaba

—¿Me escuchas?—insistía Sunil

—No comprendo—casi gritaba

La llamada se cortó. Rohit me miró extrañado. Yo marcaba al teléfono de Sunil pero escuchaba la voz del contestador. Una familia Musulmana se cruzó con nosotros. El padre, la madre y dos niños caminaban apresuradamente para abordar un tren. Arrastraban tres maletas de equipaje y una caja con utensilios de cocina. La mujer tenía el rostro cubierto hasta la nariz pero sus ojos reflejaban terror. Por alguna razón me miraba fijamente como si tratase de hablar con su mirada. Tomamos un taxi que nos condujo al hotel donde se llevaba a cabo el evento. Dormiríamos allí esa noche para regresar juntos al siguiente día en la mañana. Una alfombra roja presidía la entrada del salón. Vikas nos recibió rodeado de muchas personas extranjeras. Reconocí muchos de sus cuadros en las desnudas paredes del recinto. Gauri siempre estaba presente en sus obras. Su sonrisa melancólica, su enigmática mirada y su sedoso cabello caía en cascada sobre sus llamativos saris. Al terminar la exposición nos retiramos a descansar. Llamé a Sunil a las oficinas y las malas noticias no se hicieron esperar…

Ese fatídico 27 de Febrero el tren Sabarmati Express, llegó a la estación de Godhra en el estado de Gujarat, estaba atiborrado de “kar sebavs” o peregrinos hindúes que retornaban de Ayodhya* muy molestos, el propósito de esta movilización como muchas otras en los últimos tiempos, era solicitar ante las autoridades, la construcción de un nuevo templo, petición que fue negada una vez más. Se estima que habían aproximadamente 1.700 peregrinos, muchos de ellos sin tickets o reservación. El tren transportaba el doble de su capacidad e incluso mucha gente traía consigo estufas de gas y comida para alimentarse durante el viaje de 5 dias.

A las 7:30 am el tren se detuvo en la estación, haciendo su típica parada de 4 minutos. Muchos pasajeros saltaron del tren para comprar té. Comenzaron a discutir con los vendedores musulmanes ambulantes. A uno le lanzaron el té encima, a otro no le pagaron los cigarrillos. Un vendedor musulmán entró a uno de los compartimientos y literalmente fue lanzado por los aires ya que los kar sebavs no querían un musulmán vendiendole té a los hindúes. Según algunos reportes, un joven hindú trató de molestar a una niña musulmana de 14 años.

El tren comenzó su marcha y aproximadamente 30 o 40 peregrinos hindúes aún se encontraban en la plataforma, así que sus amigos activaron la cadena de emergencia para evitar que el tren marchara. Según los testimonios de los guardias y conductores, la cadena se activó desde el interior del tren en cuatro de los compartimientos, luego los otros hindúes se montaron en el tren que se había movido la distancia del tamaño de los cuatro compartimientos. Mientras tanto, algunos musulmanes que se encontraban en la plataforma, se quejaban de haber sido agredidos por los hindúes. La noticia inmediatamente se regó a lo largo del vecindario ubicado detrás de la estación cuyos habitantes en su mayoría eran Musulmanes. En ese momento probablemente habían de mil a dos mil personas alrededor, tomando té, tomando agua o simplemente sentados. Una multitud comenzó a acercarse a la estación, algunos hindúes estaban aún fuera del tren y algunos que estaban adentro comenzaron a salir al ver que el tren se había parado completamente. La batalla comenzó mientras la multitud le lanzaba a los hindúes botellas y ladrillos, a su vez, los hindúes le lanzaban las piedras afiladas que se encuentran entre los rieles del tren. Fue imposible determinar quién lanzó la primera piedra, sin embargo, ambos bandos se entregaron al conflicto con pasión. Durante siete minutos continuaron las escaramuzas y se intensificó la animosidad…esos siete minutos decidieron el futuro de toda la India.

Lentamente, el tren arrancó de nuevo, pero por alguna razón se volvió a detener. Lo que sucedió en los siguientes minutos sólo pudo ser reconstruido por evidencia forense. El compartimiento S-6 estalló en llamas. Hombres, mujeres y niños murieron entre las llamas. La mayoría de los muertos eran Hindúes. Los bomberos llegaron después de media hora y lamentablemente ya todas las personas habían muerto. La reacción natural inmediata fue culpar a los musulmanes…

—Camila—decía Sunil al otro lado de la línea—deben tener mucho cuidado, el estado donde vives goza de una gran población Musulmana

—¿Piensas que podemos estar en peligro?

—Asi es…

—¿Quieres que haga algún reportaje?

—No por favor, no es momento de buscar noticias, es momento de resguardarse, vuelvan lo más pronto posible a su casa, han llegado reportes de disturbios en algunas zonas de la región.

—Gracias Sunil, mañana estaremos de regreso.

Esa noche no dormimos bien, durante la cena llegaban noticias de revueltas en varias zonas cercanas a Godhra. La gente lucía inquieta y nerviosa. Salimos del hotel antes del amanecer, había poca gente en las calles. Rohit vestía pantalón de mezclilla y camiseta y Vikas llevaba su acostumbrado atuendo blanco. El taxi nos llevó a través de un laberinto de calles hasta llegar a la estación. Cuando caminábamos hacia los andenes escuchamos un grito ensordecedor. Una turba de personas con túnicas color azafrán y pantalones cortos color khaki bajaron de dos camiones gritando gritando “Jai Shri Ram”. Portaban en sus manos largas espadas. En cuestión de segundos la estación se convirtió en un completo caos, la gente corría en todas las direcciones. Uno de los manifestantes prendió fuego con una antorcha la vestimenta de una mujer Musulmana que ardió en pocos segundos. Su hija gritaba y vació una botella de agua sobre su madre. Un hombre tomó a la joven del brazo y le rasgó su túnica dejando su ropa interior al descubierto. Mi reacción inmediata fue tratar de abalanzarme sobre el hombre pero Vikas y Rohit me sostuvieron para detenerme por ambos brazos. Me arrastraron hacia la dirección contraria del anden y nos refugiamos momentáneamente en un estrecho pasillo cerca de la venta de boletos. La gente se lanzaba a los rieles del tren tratando de buscar una vía de escape. La chica Musulmana que trató de salvar a  su madre yacía en el suelo con una espada atravesando su vagina. Agarraron a un hombre Musulmán, lo hicieron arrodillarse y lo obligaron a decir “Jai Shri Ram”, como el hombre se negó lo decapitaron. Rohit me arrancó una cruz de oro que colgaba de mi cuello mientras todo mi cuerpo temblaba ante el sangriento panorama. Dos hombres se acercaron a nosotros amenazadoramente. Rohit me abrazó fuertemente y en un abrir y cerrar de ojos tomaron a Vikas y lo arrastraron hacia los rieles. Unos policías apostados en una esquina cercana observaban sin siquiera moverse.

—¡Noooo!—grité tratando de zafarme de los brazos de Rohit—¡ayúdenos!—le gritaba a los policias haciéndoles señas hacia Vikas

Los policias voltearon su mirada con indiferencia y los hombres comenzaron a golpear a Vikas mientras gritaban palabras incomprensibles. Vikas nos miró por última vez y cerró los ojos antes que el destello de una  espada atravesara su pecho lentamente.

Continuará…

GLOSARIO DE TERMINOS:

*Chutney: es una especie de salsa o mermelada agridulce y muy especiada que se cocina con frutas y verduras.

*Aloo gobi: plato Indios tradicional elaborado principalmente con papa (aloo) y repollo (gobi)

*Narmada:

*Ahmedabad: capital del estado de Gujarat

*Dhal: granos

*Coolies: Trabajadores locales que trasladan equipaje en sus cabezas

*Ayodhya: es una ciudad antígua considerada el lugar de nacimiento de Lord Rama (el protagonista de la épica del Ramayana y séptima reencarnación del Dios Vishnú). Está ubicada en el Norte de la India en el Distrito de Faizabad, en el estado de Uttar Pradesh y ha sido un lugar sagrado para los hindúes desde los tiempos de las épicas indias. En 1527, con la llegada de los mogoles, quienes practicaban la fé Islámica, Babur, el primer emperador mogol, ordenó la construcción de la Mezquita Babri en Ayodhya, presuntamente destruyendo un antiguo templo hindú construido en honor a Lord Rama. En 1992 un grupo de fanáticos hindúes destruyeron la mezquita, en protesta a la destrucción del antiguo templo, comenzando de esta forma, un gran conflicto religioso entre hindúes y musulmanes. Desde entonces, el sitio sagrado estuvo clausurado mientras los arqueólogos hacían los trabajos pertinentes a fin de determinar la existencia del antiguo templo.

Historia de Ficción original de:

Lorena Mena

Ilustraciónes:

Lorena Mena

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