Revista Diario
Bob esponja, dora la exploradora y alguna fantasía más
Publicado el 05 octubre 2011 por MamenodÚltimamente, la verdad es queprefiero no ver los telediarios. Sí, asíde cateta me siento, porque como dice el dicho y perdonen ustedes laredundancia, castiguitos los que Dios me mande, pero buscármelos yo adrede, esosería masoquismo.Es que hay que ver como están lasnoticias: sube el paro más allá de las nubes, la economía no remonta a nivelmundial, los propios ministros del gobierno no se ponen de acuerdo ni haciendouna quedada sobre las cifras del desastre ni las estadísticas de la desesperación.Y por supuesto, sobrevolando a duras penas por el centro mismo de la tormenta yel drama, el sufrimiento de tantas familias que no saben si tienen presente y alas que no les queda dolor para conjeturar el futuro.Lo que no podía yo imaginar esque esta crisis maldita afectara también por igual a seres de otros mundos alos que creía que salvaba la imaginación y la tierna credulidad de la infanciade vivir momentos amargos. Así que ayer, cuando me asomé tímidamente a laprensa con ese gesto aprendido de cuando veíamos películas de miedo, ese quierover pero poquito, lo justo para poder dormir esta noche, me quedé literalmentealelada, pegada a la tinta virtual de las palabras enunciadas con la expresiónboba de quien pensaba que ya nada podría sorprenderla.En pleno centro de Madrid, vamos en Sol para ser más exactos, se produjo un altercado elpasado fin de semana que no tiene nada que ver con cualquiera de los sucesos contadosen el lenguaje aterrador del El Caso, en la verborrea pseudo científica de IkerJiménez o la cadencia mágica de lasleyendas: Bob Esponja protege a Dora la Exploradora de recibir una paliza de Minnie. Tomadel frasco, Carrasco… (perdón tengo que aclarar que esto lo proferí yo, nadaque ver con el estilo periodístico y correcto del profesional que hacía la crónica).Pero es que, tiene telita el titular. Bueno, os lo cuento: parece ser que enestos tiempos que corremos, y partiendo de la premisa de que cualquier trabajoes digno, los personajes de dibujos animados más queridos por la gente menuda,han tomado al asalto las calles de cualquier ciudad. Con un traje de alquiler yun calor de muerte, la gente sale a buscarse la vida, haciendo por una propinalas delicias de los pequeñajos que se sienten reyes coronados, cuando Dora la Exploradora, Winnie dePoo o alguno de esos personajes a los que, si acaso, han admirado antes en díasde parques temáticos o tardes de cabalgatas, vienen ahora y sin previo aviso, apedirles que posen con ellos para una foto mágica que papá guardará en el móvilo para un autógrafo auténtico, de esos de superhéroes, por los que mamá pagará,un poco disimulada para no herir la fantasía, un módico precio.Pero fíjate que hasta en esto de los héroes de papel es el mercado el que manda y que estávisto que cuando es el hambre el que aprieta, no hay protección mágica ni inocenciaque valga. Así que la buena de Minnie, la de las largas pestañas y el lazo enla frente, sufrió un ataque de rabia al ver a la colega del mono, paseando porsu territorio la mochila. Sujetó los pies a los tacones, se agarró el vestiditocorto y propinó una tunda de palos a la del peinado a lo Marcelino que laestaba dejando tibia.Menos mal que como siempre los héroes que a mí más me gustan, esos a los que la naturaleza noconfirió con belleza pero sí con corazón, están siempre al quite para lucharcon molinos y allí aparecieron de un salto el bueno de Bob Esponja y elescudero Patricio para mediar en la lidia y terminar bien el cuento.Eso sí que sería un espectáculo y no el de José Luis Moreno con Monchito y Rockefeller: Dora “tirá”por los suelos, el mono aguantando la mochila, Patricio con el bañador bajado….québueno, qué grandes momentos de cine. Todavía lo ando rumiando y me río. Me imagino la escena y no tengo más remedio querendirme ante lo festivo aunque en el fondo todo esté teñido de una verdad muytriste. Y digo yo por quitarle hierro al asunto…si estos están así… ¿cómo les habrá ido a los trescerditos que se dedicaban a los negocios inmobiliarios?