Aunque ya han pasado algunas semanas desde que tuvo lugar, hoy he querido compartir contigo mi primera experiencia en un café literario.
Los chicos de «El Rincón del Escritor Almeriense» han seguido una de las tradiciones literarias que, creo, es muy interesante para la literatura como son los cafés literarios en los que se debate un tema en concreto y terminas hablando de otras muchas cosas.
Allí me encontré con algunos de los componentes de la asociación con los que tengo mayor relación. Saray Santiago, Carmen Ravassa, Cosmin Stircescu, Paula Chacón, Marian Rivas, Emma Maldonado y Fran Cazorla. Pero lo bonito fue que no solo estaban ellos allí esperando el momento de iniciar la tertulia si no que también había más asistentes a los que no conocía, caras nuevas interesadas en nuestra literaria, la que nace en esta tierra, Almería.
Se habló principalmente del juego que dan las redes sociales para promocionar a los nuevos escritores y cómo las utilizan estos para «venderse».
El mercado editorial ha virado. Me atrevería a decir que un poco involucionado. Tal vez sea producto de la saturación que viene sufriendo desde hace unos años. Recuerdo con cierta nostalgia cuando las nuevas obras que se publicaban, digamos veinte o treinta años atrás, eran anunciadas en cualquier medio posible (radio, televisión y prensa) por las editoriales a bombo y platillo como la mejor novela hasta la fecha. Pero ahora son las redes sociales las que se encargan de ese redoble de tambores para que el escritor pueda hacer llegar sus libros a más rincones.
Las tornas parecen que han cambiado, que ahora el que se tiene que mover para darse a conocer es el escritor. Será que ya no es cosa de unos cuantos locos que quieren hacerse famosos con sus libros si no que son muchos más los que cada día intentan hacerse un hueco en esto de la literatura. Y es por eso que cada vez es más común ver tanto en Facebook como en Twitter (las más usadas) como el escritor peca de egocentrismo, porque para cada uno su obra es la mejor, la nunca escrita, la más original. Son cientos, miles los grupos literarios que se prestan a la promoción de nuevos libros en los que se intenta que una obra sea más visible y es aquí donde las reseñas literarias entran en juego.
Si los grupos para la promoción de nuevos escritores se cuentan por miles, los que sirven para lanzamiento de blogs de reseñas es descomunal. En ellos suelen verse crónicas verdaderamente curradas, que hablan con auténtico conocimiento sobre lo que leen. Sin embargo, he podido ver en más de una ocasión, que existen otros blogs que se dedican a despotricar sobre una novela por el mero hecho de hacer daño. Algo horrible que no merece ni ser tenido en cuenta.
Para mí, una reseña va mucho más allá de ensalzar al nuevo escritor aunque su novela no sea tanto como hace ver o de destrozarla porque no le haya gustado. Cierto es, y no le quito verdad, que cada lector tiene su visión particular del libro que ha leído, pero hablar sobre una novela no es solo alabarla o destrozarla sin más. Es hablar del estilo narrativo, de la creación de los personajes, la construcción argumental, el hilo que sigue, el ritmo y todo lo que sugiere su lectura. Algo mucho más profundo, en definitiva.
Otro de los temas que se trataron fue «ego vs. compatir». Me explico.
No es una incógnita que para poder despuntar un poco es necesario moverse mucho, crear interés en lo que quieres vender y hacerte ver de cualquier manera posible. Es por ello que muchos de los escritores cuentan su día a día, sus inquietudes, sus avatares diarios y lo que para unos es compartir para otros es un «falso» ego, ya que yo lo veo más como una mala compresión de los conceptos. Lo que sí que no me termina de gustar es cuando surgen algunos comentarios que verdaderamente deberían quedar fuera de la red, porque, indudablemente, hay circunstancias que son tan personales que nadie, salvo los más cercanos, deberían conocer.
Como ves, el café literario dio para mucho, se extendió hasta algo más de dos horas, periodo que se me hizo muy corto y en el que el tema de la conversación variaba en función de lo que cada uno de los asistentes quería aportar. Desde aquí, ánimo a todo el que lo desee a participar en uno de estos encuentros en los que se da la oportunidad de expresar tu opinión, siempre desde el respeto y la educación, y conocer a otras personas que tienen la misma pasión que tú. Si tienes la oportunidad de asistir, acude. Seguro que aprendes algo nuevo.
Por mi parte, un rato agradable que repetiré en alguna ocasión más.