Me quede en el quicio de la puerta observando la inmensa sala que se abría ante mis ojos, en silencio, intentando retener en mi retina momentos de soledad que perdí en ellas, sentires recordados no vividos, ciertamente, letras sentidas y sonrisas allí dejadas.
Enredos de la mente, sin duda podrían haber sido, pero provocados por palabras leídas, escritas por tu mano, no lo son.
Retazos de un pasado, huellas dejadas en piel, reflejadas en tus cartas, dieron lugar a ello. No importa el motivo, sólo espero alcanzaras el objetivo deseado.
Sólo decirte que dolió, de nuevo, como duele aprender las lecciones que la vida nos da.
La mente enlaza y el corazón latiendo se abraza al menor atisbo de existencia de aquello que sólo tu y yo sabemos.
La negación de la existencia que no se entiende y no se acepta por qué aún perdura no solo en el recuerdo.
Esencias en el alma de un sentir consentido que sólo en la mente fue vivido.
No abracé tu piel en mis caricias, no toque tus labios en mis besos, ni sentí tu cuerpo cuando gozamos y sin embargo lo recuerdo.
Sólo a través del hilo de la voz, de una mirada en una foto, en la que me fundía cada día, me embargaste el sentido, acariciaste mi alma y quedaste ahí prendido por siempre a pesar del tiempo y de los miedos, del no saber si estaba viva o muerta, dudas inexorables.
El tiempo pasa y mi mente y mi corazón se encauzan pero aún así, aunque te dije adiós ya muchas veces, sigo latente, permaneciendo a la espera, despertando a veces, silente, ............ Así son las caricias del alma, eternas para siempre, pero tranquilo, en el quicio de la puerta solamente...........................
Letras Marijose Luque.-
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