Juro que soy invisible, pero solo necesito tu ayuda para ser revolución. Soy una cacerola ensangrentada, un ruido que pone lagrimas en los ojos y nostalgia en la mirada. Soy un grito colectivo y un llanto en soledad.
Es un día gris. Así que móstrame este montaje planificado, usá las palabras que recién te han dictado. Pero no te confundas, nadie conoce mejor que yo la importancia de usar ciertas palabras en vez de otras.
La televisión se encuentra apagada. Las palabras mueven gente y declaran guerras, elijan con cuidado las palabras que quieren que los rodeen, las palabras que quieren creer, las palabras con las que hablan. La política en cierto punto se vuelve personal, no hables sin pensar.
Todo es política. Mi cuerpo y decisión son políticas. Tu forma de normalizar ciertas costumbres es política. Tus palabras falsas y actuadas son política. Todo lo que te muestran y te ocultan es política. Mirá doble, pensa doble y buscá la intención detrás de las cámaras, de las sonrisas, de las bombas y de la locura.
La información nos ataca, nos da convulsiones y nos intenta de asfixiar. Las maquinas nos apuran y filtran a todo aquel que no se adapte al nuevo mundo. Trató de compartir todo, porque todo debe ser visto. Era la intención del periodismo, antes de que se intoxicara de ideologías e intereses.
Todo se debe saber, lo bueno y lo malo, todo se debe ver. Todo lo que se oculte es importante, hasta más que lo que se muestra a simple vista. Cuando conozcas un poco de todo, ahí podes empezar con conclusiones.
Siempre hay alguien que sufre una crisis mientras otros bailan. Tal vez los medios nunca han servido mucho. Los mejores libros de la historia se vendían clandestinamente, se cruzaban a través de las montañas y se imprimían en secreto. Así que, si quieres acercarte un poco a la verdad de tu época, no busques en lo accesible, en lo que te venden los diarios, en la literatura barata. Buscá los libros prohibidos, las palabras que se evitan usar, las imágenes polémicas, la historia que nadie quiere contar, lo más criticado, lo más sincero, lo más censurado.
Si fuimos censurados, algo estábamos haciendo bien.
Fotografía de Tina Rataj-Berard
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Shasmine CianneLa Frankestein Cibernética (así, mal escrito)