Revista Talentos
ciencia ficción
Publicado el 14 marzo 2011 por Mcaellasno se hacia donde irá
no se si te gustará
llevo noches sin dormir
pensando en presentar
qué vas a hacer con tanto material
me dice roger bernat
al salir de medialab
y no se contestar
yo pensaba que estaba trabajando
yo pensaba que podíamos hablar del material
yo pensaba que el blog ya era un formato
pero algunos me decían:
"¿cuándo vas a empezar?"
me gusta investigar
me gusta a medio acabar
no lo quiero definir
tal vez no es muy normal
yo pensaba que estaba trabajando
yo pensaba que habí avanzado e igual no
donde algunos veían resultados
los otros me decían:
"¿cuándo vas a empezar?,¿ a dónde llegarás?,
¿cuándo va a terminar?
y eso que tienes de la charla es muy poco teatral"
Esta última frase debería haber cerrado la presentación de Ciencia Ficción. No porque los diez minutos siguientes fueran prescindibles, ese material se podría haber presentado antes del proceso, sino porque la letra de la canción, la música aún no está lista, explica, a mi juicio, la propuesta de Cristina Blanco que vimos el sábado en el CCCB. Lo explica tan bien que decidí seguirla a pies juntillas para escribir este texto.
Empecemos por el primer párrafo. No tener clara la meta puede ser un error fatal en, por ejemplo, el atletismo, pero en las artes escénicas acostumbra a ser una buena premisa para empezar el proceso de trabajo. Demasiadas propuestas nacen muertas por la pretensión de llegar a un determinado lugar en un determinado momento, sacrificando lo que sea necesario por el camino, ya sea un saco de emociones o una papeleta de ideas. Asimismo, dudar de la aprobación del público debería ser un sentimiento inherente a un creador pero, insólitamente, la aprobación de la platea se ha convertido en lo único seguro que sucede en una sala: al final el público aplaude. Y aplaudir, muchas veces, significa eludir la responsabilidad que uno tiene como espectador. Aplaudo y a otra cosa. Vale la pena dudar del aplauso. Sorprende la falta de obras en donde el director impida, con alguna sutil estrategia, el aplauso. Dicen que Grotowski lo hacía. Respecto al insomnio, sabemos, porque la conocemos, que Cristina Blanco lo pasa mal antes de cada presentación y sabemos también que la Blanco anda últimamente en una nube negra desde la que cuesta visualizar su futuro. Demasiada ciencia tal vez. O demasiada ficción.
El segundo párrafo lleva las reflexiones del qué dirán, que siempre preocupan al que se expone, a lo que conocemos como el "establishment" cultural. Por mucho que le pese, Roger Bernat ya hace tiempo que abandonó el underground. Sin ir más lejos, sus obras ya son reversionadas, a menudo de manera poco afortunada, pocos meses después de haberse presentado (¿o no parecía Orma una versión technopop de La Consagración de la primavera?). Así que escoger a Roger como interlocutor en una canción sobre el proceso no puede ser gratuito ni aleatorio, por mucho que quizás sea cierto que Roger estuviera ese día en el Medialab, el otro referente institucional del párrafo, e incluso que formulara la pregunta adecuada en ese momento, pregunta ante la cuál, era de esperar, Cristina Blanco no tenía, ni tiene, respuesta.
A continuación llegamos a lo más parecido a un estribillo de esta canción en proceso. Yo pensaba que estaba trabajando, se justifica la creadora ante una audiencia que no se lo pide y que ríe complacida, o identificada, o solidaria, o... Yo pensaba que podíamos hablar del material y sí, claro que puede, de hecho toda la obra consiste en eso, en hablar del material, en una especie de formato nuevo que vendría a ser un híbrido de conferencia TED con stand-up-comedy (y perdonen tanto anglicismo) con venid a casa que os pongo unos youtubes. Algunos también pensábamos que el blog era un formato hasta que nos dijeron que ya caducó, que el libro tiene más valor, que no puedes malgastar tu talento en algo que se lee y se olvida, que el papel, digo la escena, tiene más peso, que lo virtual es pasajero y lo presencial eterno... ¿les suena? Y sí, uno cree que trabaja y resulta que no, que hay cosas que son trabajo y otras no, hay obras en proceso y otras terminadas, hay obras que ofrecen apenas preguntas y otras que imponen respuestas, y que es más fácil optar por las segundas, simplemente porque sólo te exigen que aplaudas al final. Nada más.
El siguiente párrafo de la canción ofrece una nueva clave de la propuesta: la investigación. La búsqueda de material, la búsqueda de nuevas estrategias de comunicación, la búsqueda del sentido de la propia propuesta. Sin corsés, sin ataduras, sin definiciones. Por ahí, intuyo, circula ciencia ficción.
A continuación volvemos al estribillo con pequeñas variaciones y con esas preguntas que martillean el cerebro de un creador y que normalmente son formuladas por programadores, gestores, críticos u otros intermediarios entre la obra y el público, o peor aún, preguntas formuladas por colegas del gremio, puede que directores con los que se ha trabajado y que se caracterizan por su milimétrica precisión, preguntas que más vale tomarse con buen humor y que culminan, en la canción, con un lapidario: esto es muy poco teatral.
Me hubiera gustado que esa frase fuera la última de Ciencia Ficción, ya lo dije, y creo que parte de los que estábamos allí pensamos lo mismo y reaccionamos efusivamente ante ese giro poco teatral, ya que si algo define un festival como LP justamente esa poca teatralidad que reclaman los que dirigen el enésimo Chejov o Shakespeare con vestuario de época. Y es que esto de la ciencia ficción es muy poco teatral.