Autores: Luis Amavisca y Betania Zacarías
Colección: Somos8
Editorial: NubeOcho
Edad: + 3años
Edición: tapa dura, 40 páginas
Precio: 14,90€
Publicación: 2017
Un papá y una mamá, dos papás, dos mamás, un papá, una mamá... En la actualidad tenemos variedad de realidades en nuestros hogares, ninguno mejor que el otro mientras la felicidad reine en ellos. ¿Qué ocurre entonces cuando los dos progenitores ya no sienten ese amor que les unía antes de fundar su pequeño reino? Simple, nos encontramos con dos realidades, con dos casas, con dos espejos...
<<Hubo un momento que no recuerdo muy bien en que yo tenía tan solo una casa. Cuando era solo una, mamá y papá discutían mucho. Eso me ponía triste..>>
Así comienzan ambas posibilidades. Sí, porque este bello, tierno y real álbum ilustrado nos presenta dos historias, las dos vertientes de la vida del pequeño protagonista. Un pequeño, cuyos padres han dejado de quererse, pero comparten el amor por el fruto resultado de su unión, su hijo.
El espejo en la casa de mamá nos muestra cómo es la vida del pequeño los días cuando está con su madre. El pequeño protagonista nos explica cómo es su vida cuando está con su madre y, sus últimos recuerdos cuando solo tenía una casa.
Luis Amavisca, el autor de este bonita y dulce narración de, no nos engañemos, una dura realidad pero que siempre es la preferible a la de un hogar en eterna batalla campal, nos muestra el otro hogar del protagonista, el de papá.
El espejo en casa de papá
Sí, porque en casa de mamá nos encontramos con los juegos, con el mundo imaginario de sus historias pero El espejo en la casa de papá no se queda atrás, trasportándonos a otros mundos a través del olfato, del paladar...
El espejo en casa de mamá/El espejo en casa de papá es mucho más que un cuento con bonitas ilustraciones. El espejo en casa de mamá/El espejo en casa de papá nos ayuda a mostrarle a los pequeños de manera dulce cómo su mundo no se va a destruir por vivir unos días con papá y otros con mamá. porque siempre los va a tener a ambos. (Ejem...ejem...Eso siempre y cuando los adultos seamos sensatos).
Besitos Avainillados