Ayer se cumplió una semana desde que los incendios provocados por manos asesinas rompieron nuestra tranquilidad y armonía. Llamaradas de más de 30 metros de altura frente a nosotros, rozaron nuestro hogar, nuestras tierras y, sobre todo, nuestro corazón y sentimientos.
Tres días fuera de nuestro Refugio, con sendas evacuaciones urgentes incluídas. Seis días sin teléfono ni conexión a la red.
Ya nada es igual que hace una semana. Mis senderos carbonizados. Mis bosques asolados. Mis gentes aterradas... Ayer se cumplió una semana preguntándonos "¿por qué?" Y no logramos encontrar respuesta a tan terca pregunta.