Revista Diario

Cómo hago mi compras

Publicado el 07 diciembre 2012 por Alxndro @al_x_ndro

Cómo hago mis compras

Por Alexandro | Publicado: 6 diciembre, 2012

Acabamos de entrar a diciembre, un mes donde la proximidad de la Navidad hace que todo el mundo esté en busca de regalos para sus seres queridos o para sí mismos. Es una época donde todo está pensado para hacernos adquirir y gastar lo más posible, ya sea que las cosas que compremos nos sean realmente útiles, agradables, o no.

El hecho es que en estos tiempos es una tradición este gasto y la aparente necesidad de consumir nos crea cierta ansiedad que bloquea nuestro criterio sobre las cosas que vale la pena tener.

Entonces, pensando en que tengo mi propio criterio y método personal para comprar cosas, he decidido compartirlo con ustedes en caso de que puedan encontrar una idea útil que aplicar en sus propias vidas y economía. Los pasos que sigo son, más o menos, los siguientes:

0. Saber qué deseo
Esta actitud es recomendable para toda situación de la vida, las compras no son una excepción. Antes de salir a comprar determinada cosa, tengo un objetivo, sé qué es lo que quiero, cuánto se estoy dispuesto a invertir (no gastar) en dicho objeto. Si bien puedo encontrar oportunidades durante la estadía en un centro comercial, siempre evalúo si ya cumplí mi cometido, si encontré lo que quería y si cualquier otra compra o intento de compra es pura gula, vanidad y pérdida de tiempo.

1. Ver todas las alternativas
Sabiendo qué es lo que busco, visito todas las tiendas y lugares donde puedo encontrar el objeto de mi deseo. Sólo cuando he visto todas las opciones que tengo es que contemplo en mi mente cuál es la que más me convence o se ajusta a lo que necesito. Entonces vuelvo por ello, a donde sea que lo vi. Si para mí no vale la pena el tiempo y esfuerzo de volver a encontrar ese artículo, la verdad es que no lo quiero, no lo necesito realmente. Y si alguien se lo llevó antes de que volviera por él, no era para mí.

2. Evaluar si lo necesito
Cuando encuentro nuevamente lo que deseo (o algo cercano a ello, las cosas no siempre son como uno espera), me detengo un momento para preguntarme si es esto que tengo en mis manos es algo que en verdad necesito por la razón que sea. Es frecuente querer comprar algo porque en la sorpresa de su encuentro se lo encuentra más deseable de lo que realmente es. Por otro lado, no tiene sentido comprar algo que realmente no usaremos, que se quedará guardado para alguna ocasión especial y excepcional y que nos reducirá las capacidad de obtener algo que sí deseamos y ocupará espacio en nuestro hogar. Si no lo necesito, lo dejo.

3. Evaluar si me gusta
Estando seguro de que el objeto que tengo en mis manos es algo que quiero y necesito, entonces veo si es algo que me gusta. Puede que cumpla con los requerimientos de mi necesidad, pero si me es desagradable por cualquier razón, si el objeto me va a obligar a ajustarme a él en vez de venir a ocupar el espacio que yo tengo para él, francamente no lo voy a llevar.

4. Evaluar el precio
Sólo cuando ya sé si en verdad me gusta y necesito lo que pienso llevar es que realmente me detengo a considerar, con calma y todos mis sentidos (no hay más ansiedad o urgencia, ya encontré lo que parece ser que deseo), si el precio me satisface. Considero si el precio coincide con el valor que dicho objeto puede tener para mí. De hecho, si encuentro a la primera algo que cumple todos mis requisitos, es probable que lo compre casi independientemente del precio, casi. Si lo considero barato, pues he encontrado una ganga; si me parece el precio exacto, tomo nota de quién lo hace, pues parece que hay una cierta sincronía entre nosotros; si me parece algo caro, es probable que de todos modos lo lleve; pero si el precio es excesivo, si me parece que se está buscando estafarme, simplemente lo dejo.

Entonces quizá vuelva a las opciones que quedaron atrás, pero, nuevamente, si el tiempo y esfuerzo es más del que estoy dispuesto a hacer, todo queda allí, hasta la próxima ocasión. Si tengo urgencia, considero que posiblemente comprarlo nuevo no es la mejor opción para mí.

Conclusión
Todo este proceso quizá parezca un poco largo o excesivo pero simplemente es cómo me acerco yo a las compras. Estos pasos pueden mezclarse, de hecho en mi práctica se mezcla, ésta es simplemente una forma de explicar qué es lo que hago, espero les sea útil.

La lección que pienso que hay detrás de todo esto es que no hay que conformarse. No hay que comprar porque quieren que me lo lleve, porque hay promociones, porque está barato o caro. Simplemente hay que reconocer lo que queremos, necesitamos y nos gusta. No tiene caso comprar algo que nos satisface simplemente porque parece conveniente llevárselo.

Probablemente ése es problema que da origen al exceso de consumo en estos tiempos: nos conformamos con algo menor a lo que queremos y por tanto adquirimos más cosas de lo necesario para sedar la verdadera necesidad y deseo que teníamos. Si no encontramos lo preciso, nos saturamos, pues parece sensato que con mucho llenaremos aquello que requería una justa medida.

En fin, compra lo que quieres de verdad, si no, mejor no compres nada, no tiene sentido.

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