Revista Diario

Cómo ser más seguro de ti mismo

Publicado el 28 febrero 2013 por Alxndro @al_x_ndro

Parece ser que, para prácticamente todos, conforme crecemos, una de las cosas más difíciles de aterrizar completamente es la seguridad, confianza y aprecio hacia/en nuestra persona. Podemos encontrar consejos regados por todas partes con trucos, técnicas, y prácticas que nos dan indicios de cómo hacerlo y que funcionan hasta cierto punto. Pero siento que hay algunas cosas que no son mencionadas en la información que he encontrado sobre este tema, y que son esenciales y fundamentales para afrontar esta pregunta.

Así que a continuación te voy a exponer lo que yo pienso es la esencia de lo que se requiere para ser seguro de ti mismo y, además, quererte de verdad en el proceso, sin caer en creencias y sugestiones falsas que cubren el problema en vez de dejarte verlo, o que atacan el síntoma en vez de la causa.

Pienso que si te das el tiempo de reflexionar sobre lo que voy a exponer y tomas acción inmediatamente, es decir, experimentas en tu propia persona desarrollarás una comprensión sobre cómo puedes encontrar la seguridad que te pertenece desde siempre y que, de momento, tienes perdida.

0. Ejercicio preliminar
Antes de leer lo que sigue, quiero pedirte que comencemos congruentemente esta lectura y tú mismo, quizá, encuentres la respuesta a la pregunta:

¿Cómo puedo ser más seguro de mí mismo?

Es decir, piensa y anota una lista de las cosas que te estorban, te faltan, y te sabotean el tener una experiencia centrada en el deleite de tu propia persona. Piensa en las cosas que puedes hacer hoy para resolver ese problema. ¿Qué requieres?

¿Ya lo hiciste?

¿Te diste la oportunidad de mostrarte lo que ya sabes? ¿Tuviste confianza en ti para realizar este pequeño ejercicio?

Espero que sí, comencemos entonces…

1. ¿Quién eres?
¿Has notado que cuando nos presentamos ante un grupo nuevo de personas solemos hacerlo diciendo nuestro nombre civil, nuestra edad, nuestros estudios y nuestra ocupación?

Es lo más común. Y suele ser que estamos convencidos de que eso es lo que somos: un nombre en un papel certificado, una edad, una profesión, lo que hacemos. Personalmente pienso que somos más que cualquiera de esas cosas, todas esto con lo que nos presentamos son sólo aspectos de nuestra experiencia completa, son un fragmento de ella.

Si nos permitimos identificarnos con algo tan reducido, pienso que es común que nos sintamos algo inseguros o inciertos, es decir, cualquier definición de nuestra persona hecha de esta manera resulta distorsionada, no expone necesariamente lo más fundamental de nuestras personas. No habla de lo que anhelamos y queremos vivir en este mundo.

Entonces ése es un primer paso para aumentar tu seguridad en ti mismo: deja de identificarte con un fragmento reducido de lo que eres. Escoge ser tu potencial: tus sueños metas deseos. No te representes a ti mismo con un nombre impuesto o con una edad que no controlas ni con tu pasado. Identifícate a ti mismo con lo que quieres hoy.

Quizá sea difícil expresar esto en sociedad, pues la gente siempre pregunta por los datos que ya mencioné. Pero esto es para ti, identifícate con el deseo de lo que quieres vivir hoy. En el mundo sigue usando tu nombre y demás datos usuales, deja que cumplan su función. La verdad de lo que eres es para ti, para compartirla a través de tu forma de moverte por el mundo.

Esto nos lleva al siguiente punto…

2. ¿Qué haces?
Dicho lo anterior, quizás encuentres complicado evitar identificarte con lo que haces. Puede que pases tanto tiempo haciéndolo y dándole tanta atención que no encuentres otra manera de presentarte ante el mundo que diciendo lo que haces para ganarte la vida y que ocupa la mayor parte de la energía de tu día. Es completamente comprensible.

Si éste es tu caso, pienso que debes preguntarte:

¿Me gusta lo que hago cada día?

Porque si, como acabamos de ver, te identificas con lo que haces y no te gusta la que haces día con día con tu tiempo… entonces no te gustas como persona. Si tú eres tu trabajo, y no te gusta tu trabajo, no te gustas a ti mismo. Y es bastante difícil sentirte seguro de ti mismo si tienes esta contradicción dentro de ti.

Si te encuentras en esta situación, lo que requieres hacer es encontrar la forma de, poco a poco, dejar de hacer las cosas que no te gustan y te oprimen el pecho. Requieres pensar y sentir hacia dónde quieres ir ahora.

  • Sé consciente de lo que quieres sacar de tu vida
  • Reconoce lo que en verdad quieres (de vuelta al paso 1)
  • Aprópiate de tu experiencia diaria y de tu pasado
  • Comienza a hacer las cosas que deseas (investiga, sé un voluntario, aprende)
  • Da menos tiempo a lo que no quieres hacer y dalo a lo que te gusta

Insistiendo en esos pasos, eventualmente (si perseveras, si te asientas en tus deseos), lograrás una vida donde harás cosas que te gustan y, naturalmente, pasarás a gustarte a ti mismo a buscar formas de compartir lo que haces (junto con lo que te gusta y lo que deseas) y no tendrás vergüenza en mostrarte como eres.

Esto, también, nos lleva al siguiente punto…

3. ¿Cómo te expresas?
Recuerdo que en más de una ocasión le pregunté a mi padre por qué ciertas personas (artistas, deportistas, gente por la calle) usaban cierta ropa o llevaban cierto corte de pelo por demás llamativo. Él tranquilamente me decía, con cierto aire reprobatorio, que era simplemente para llamar la atención.

¿Cómo te muestras en el mundo? Con tu ropa, tu forma de moverte, tu manera de hablar. Pregúntate si estás expresándote a través de cómo te presentas. Quizás sólo estás siguiendo las convenciones (como en otras muchas áreas).

Ahora, no estoy sugiriendo que tienes que vestirte en colores fosforescentes y, esencialmente, competir con Lady Gaga; lo que estoy diciendo es que expresarte creativamente en todas las áreas de tu vida, incluida tu presencia física en este mundo, no es un privilegio exclusivo de bohemios, sino que es algo que puedes hacer para estar seguro de ti, para compartirte tal como eres.

La clave está en escoger tu apariencia a propósito, estar a gusto en ella, sentir que estás mostrando al mundo el valor que sientes en ti por dentro. La clave está en vestirte y arreglarte intencionadamente. Valórate.

Y también, si puedes, decide expresarte creativamente con tu forma de hablar (no, no me refiero a que imites a Cantinflas) y en tu forma de moverte. Lee y escucha a gente que es buena con las palabras y encuentra qué te gustaría incorporar a tu habla. Toma alguna clase de baile o haz ejercicio; incluso, ve cómo escriben otras personas, modifica tu letra. Entra en contacto con tu cuerpo, no es sólo un transporte para tu cabeza.

En resumen, sé creativo en toda tu presencia, busca decidir sobre todos los detalles de tu vida. Créate a ti mismo. Busca tener intención, gracia y autenticidad en tu presencia.

Y, bueno, esto nos lleva a hablar más específicamente de tu cuerpo…

4. ¿Qué dice tu cuerpo de ti?
Hay un fenómeno que poco a poco se comienza a reconocer y es que la separación que comprendemos (mentalmente) entre cuerpo y mente no existe, es simplemente una conveniencia y arbitrariedad comunicativa. Déjame explicar esto con una pregunta para ti:

En tu experiencia de día a día, ¿cuándo has tenido la experiencia de ser un cuerpo sin mente, o de ser una mente sin cuerpo?

Creo que podemos estar de acuerdo que nunca. Siempre en tu vida cotidiana tienes pensamientos y tienes un cuerpo. La experiencia de ser tú mismo siempre incluye cuerpo y mente, son la misma experiencia.

Con esto lo que quiero mostrarte es que todo lo que sucede en tu mente afecta tu cuerpo y todo lo que afecta tu cuerpo afecta tu mente… son la misma experiencia. Si tienes hambre, sueño o estás herido y en peligro no piensas igual que si estás descansado, alimentado y seguro. Si tienes pensamientos negativos, preocupaciones y te retuerces en tu pasado, tu cuerpo muestra una representación física de tus pensamientos.

Esto es fácil de reconocer, basta ver que cuando una persona está feliz, sonríe, tiene una buena postura, sus movimientos son más ágiles y certeros. Mientras que alguien con pensamientos oscuros tiene el entrecejo fruncido, luce triste y cansado, incluso mira con temor y desconfianza. Nuestros pensamientos se expresan en nuestro cuerpo, sobre todo cuando no les estamos poniendo atención y somos abrumados por ellos.

Ahora, puedo sugerirte que para ser más seguro de ti mismo camines con la espalda recta, con un propósito y sabiendo lo que quieres en mente, que sonrías y hagas todos los gestos propios de una persona positiva. Eso definitivamente te ayudará y desatará reacciones en tus pensamientos que pueden llevarte a sentirte mejor. De hecho, hazlo a cada oportunidad. Pero hay más.

Digamos que la postura general de tu rostro y tu cuerpo son la expresión física de las creencias que tienes sobre ti mismo y la vida que estás viviendo adentro y fuera de ti. Son un hábito corporal. Puedes cambiarlo cambiando como mueves todo de tu cuerpo; pero quizá sea más eficiente y, además, más consciente decidir cambiar tus creencias y tus pensamientos (de esto hablaré en el siguiente artículo).

Así que si te descubres caminando cabizbajo, con una mala postura y el entrecejo fruncido, detente un momento para encontrar qué es lo que estás pensando que te está debilitando, busca cuál es la creencia que mantienes en el fondo de tus pensamientos que te hacer sentir y mover así tu cuerpo. Si la logras ubicar busca remplazarla, cambia tus pensamientos por algo que te dé seguridad y certeza en tu persona:

  • Recuerda tus logros y buenos momentos
  • Piensa en la gente que quieres
  • Ten presentes tus sueños y metas
  • Contempla qué te gustaría hacer justo en este momento y da el siguiente paso más cercano que tienes para conseguirlo y acercarte a ello
  • Haz algo que te gusta, reconoce lo que quieres hacer
  • Ayuda y dale un momento feliz a alguien
  • Crea algo y desbloquéate
  • Medita, procura dejar de hacer caso a tus pensamientos por un rato

Después de todo tú puedes escoger tus pensamientos, sólo requieres practicar hasta crear nuevos hábitos mentales y corporales. Serás más seguro si dejas de debilitarte con ellos.

5. ¿Cuál es tu intención?
Pensemos por un momento en los grandes líderes que ha habido a través de la historia. Gandhi, Nelson Mandela, Simón Bolívar, Martin Luther King, la Madre Teresa, (inserte aquí a su líder favorito). ¿Tú qué piensas? ¿Eran estás personas seguras de sí mismas? Muy probablemente sí.

Estas personas tenían un propósito y una intención más grande que ellos mismos. Sabían que lo que hacían no era sólo para ellos, no era un simple capricho egoísta. Todas estas personas son y eran seguros de sí mismos porque estaban creando algo que era para todos.

Si quieres ser más seguro de ti mismo, probablemente sea momento de que dejes de estar pensando en ti, en cómo puedes hacer para obtener del mundo lo que deseas. Mejor busca la forma de crearlo y compartirlo con los demás. Crea posibilidades, amplía el mundo.

Porque si te acercas a alguien con la intención de tomar algo sin dar, te acercarás como un ladrón, con la preocupación presente de que alguien te descubra. Viviendo de esta manera es difícil sentir seguridad, pues quien roba sabe que en cualquier momento le pueden robar lo que ha tomado, que otros pueden ser como él y, por si fuera poco, tiene que esconder lo que hace.

¿Tú ya tienes tu propósito en esta vida? ¿Sabes cuál es la intención general de tu vida durante el tiempo que estés aquí, en este planeta?

Déjame ayudarte: Acércate a la vida y a los otros con la intención de dar algo, de crear una gran experiencia e interacción con ellos, velos a los ojos y háblales con el corazón. Acércate a compartir lo que te gusta, lo que sabes hacer, lo que sabes que es valioso en ti. Comparte tus habilidades, tus ideas, tu presencia. Dale al mundo el regalo de ti mismo.

El miedo: la constante
En este sentido, no te sirve compararte, los otros están haciendo lo suyo, a ti te toca hacer igual. El miedo es normal, siéntelo, acostúmbrate a él, reconócelo, espéralo. Todas las grandes personas que han existido lo han sentido y las de hoy en día lo sienten consistentemente. Algunos, incluso, temen por sus vidas y por las de la gente que quieren. El miedo no es una razón para no hacer lo que sabes que quieres hacer, más bien es un indicio de que es algo que vale la pena hacer.

¿Qué te da miedo comenzar, decir, y desear abiertamente para ti y para los demás?

Todos tememos ser rechazados, es parte de nuestra experiencia como humanos. No te es exclusivo, todos podemos entenderlo.

Probablemente ya notaste que las consideraciones que te he compartido involucran un cierto factor de riesgo. Sobre todo, el riesgo de que lo que los otros puedan decir o pensar te haga sentirte rechazado o, incluso, ser rechazado, quedar solo (y después morir).

Quizá cruce por tu mente la noción de que es mejor seguir haciendo las cosas como las has estado haciendo y buscar algunos trucos fáciles que te permitan sentirte más seguro de ti mismo (comprar un coche o una casa, conseguir una pareja trofeo, trabajar en un empleo socialmente reconocido) sin el estrés y la incomodidad que implica sentir miedo. Quizás también te preguntes cómo podrás sentirte seguro de ti mismo realizando estas practicas si constantemente vas a estar sintiendo miedo. Bueno, ya lo dije, el miedo te indica que es algo que vale la pena hacer, no creo que me necesites para que yo te convenza de ello.

Y, por último, considera que la única seguridad que en verdad existe es que, algún día, vas a morir. Y antes de morir valorarás tu vida por los recuerdos que tengas de ella, pensarás en lo que hiciste y en lo que no hiciste, pensarás en tus aventuras, en las personas que conociste y lo que creaste con ellos. Y también valorarás si fuiste fiel a ti mismo, si aprovechaste tu vida.

Si representas un papel y un personaje con los otros para que te acepten, no te están aceptando todavía. Están aceptando al personaje y a la ficción que estás actuando. Tú sigues detrás sin tener lo que querías obtener al proceder de esta manera. Lo que haces por evitar mostrar quién eres no crea lo que en verdad deseas. Te deja tan lejos como al principio, si no es que más lejos aún.

Es momento de hacer lo que quieres, de enfocarte en las cosas que importan en vez de distraerte con pequeñeces y crear excusas y pretextos. Sigue al miedo, detrás está tu dicha.

¿Quieres ser más seguro de ti mismo?

Vive la vida que quieres vivir.


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