Revista Literatura

¿Conquistas? II

Publicado el 10 noviembre 2011 por Aluminca

Sin pensar, pregunte. ¿Me regalas un beso?- Me miro sin sorprenderse y negó con la cabeza.-¿Puedo saber por que?
-Tengo novio... y nos queremos casar.
-¡Oh!- Guardamos silencio, pero no soltamos el abrazo, De pronto dijo- Y no te atrevas a querer besarme a fuerza.
-¿Besarte a fuerza? No entiendo, ¿Es algo así? -Y acerque mi boca a su cara, la cual de inmediato alejo de mi y ya estábamos forcejeando nuevamente.
- Te dije que no. A mi nadie me ha podido besar a fuerza.
-Te acabo de besar el cachete.
-Ese no vale.- Mirándome a los ojos con una expresión traviesa, que invitaba a continuar- Para que sea un beso, tiene que ser en la boca.
-¿Como este?- y trate de besarla rápidamente, pero nuevamente me esquivo.
- No chiquito. No es tan fácil. Fíjate.-Disimuladamente, le tome con mi mano izquierda, la mano que tenia en mi cintura. Preparando una ofensiva de la cual, le seria difícil escapar
- Solo es cosa de usar las manos.
-Tu sólito te atrapaste- me dijo mientras apretaba mis manos. Yo simplemente deje caer el cuerpo hacia atrás arrastrándola conmigo. Quedamos tendidos de espaldas, su brazo izquierdo bajo mi cuerpo, estaba imposibilitado para accionar y su mano derecha enlazada a la mía tampoco seria de mucha utilidad. Al comprender mi ventaja, se alarmo cantidad y el miedo asomo en su mirada, sin que ella hiciera por disimularlo.- Creo que estas perdida.-Puntualice.- ¿Quieres rendirte, ya?
- Es trampa- Protesto, pero la opción de rendirse le hizo saber que no pensaba obligarla y pareció relajarse- Suéltame las manos y veras. - Amenazo.
- No creo. Pensándolo bien, voy a besarte hasta que te rindas.
- Inténtalo. Dudo que puedas.- Puse mi mano en su mejilla y me prepare para besarla, pero de inmediato volteo la cara hacia un lado y luego hacia el otro, recostados en la cama atravesados, nuestros pies quedaron colgando y de pronto los uso para impulsarse y trataba de liberar el brazo que tenia bajo mi cuerpo, sin dejar de poner la boca fuera de mi alcance. En el forcejeo temí lastimarla e intente negociar.-Mira no te vaya a lastimar, te propongo un trato. Te libero a cambio de tres deliciosos besos.-Me miro fijamente y en un susurro expreso.- No, chiquito. Yo no soy como los inditos que espantaste en la subida, a mi no me espantas platicando.- Me levante a medias e incline mi rostro sobre ella. Mi mano se poso suavemente sobre uno de sus senos y de pronto dejo de sacudirse, yo apreté suavemente un instante y luego deslice la mano hasta su cuello en espera de sus reclamos. Sus ojos estaban fijos en los míos y no dijo nada, al sentir mi mano descender hacia su pecho nuevamente, su respiración se acelero y al sentir el contacto enterró su rostro en mi cuello, su silencio me animo a continuar y ataque los botones superiores de la blusa sin encontrar la menor resistencia, mi mano se introdujo por la parte superior de su brassier y la escuche protestar muy bajito- No, no.- el calor de su aliento en mi cuello me produjo una oleada de placer y tomando su brassier por la cinta inferior lo jale hacia arriba. Sus pechos se liberaron de inmediato y ella exclamo- ¡Oh!.- Al parecer sorprendida por la maniobra. Yo al ver sus pezones me sorprendí también. Eran sumamente pequeños y parecían querer esconderse, entre la carne del busto, la aureola que los rodeaba era de un color rosa, que me hizo preguntarme- ¿Es Virgen?-(A mi mente vino una conversación, con los maestros de obra cuando era ayudante de pintor. Don Margarito, nos contaba una de sus aventuras.-....Y cuando la encuere me di cuenta que llevaba harto tiempo sin que se la cogieran....
-¿Y como supo eso?- Interrumpí, interesado.
- Pos, en las chichis se ve, no seas wey. Una vieja con las chichis rositas, lleva buen rato sin coger. Si las tiene negritas es que anda coge y coge. Las casadas las tienen negritas.- Sonriendo a los demás mayores, que asentían silenciosamente, avalando la veracidad del comentario.- No me preguntes por que. Pa'pronto no se. Pero así es. Si sus chavas las tienen negras, mejor vayan pensando en otra vieja, por que a esas se las andan cogiendo, Su patrón o alguno de sus primos.)
El descubrimiento, de su falta de actividad me motivo cantidad y me sentí aun mas afortunado.
Bese sus pezones y la sentí suspirar suavemente acaricie su vientre mientras besaba sus pechos y de pronto me dijo.- No me vayas a agarrar "Ahí", por favor, "Ahí “no, por favor- El mensaje fue recibido por mi cerebro, procesado y reenviado a mi mano, la cual sin perder un segundo se poso en su entrepierna y a pesar de la mezclilla, pude notar el calor en su interior. Ella proyecto su pelvis contra mi mano y yo la acaricie frenéticamente. Nuevamente forcejeamos. Esta vez, mas para acercarnos. Ataque su cinturón y rápidamente logre quitar el seguro, sin recibir respuesta de su parte pero cuando libere el botón, sus fuerzas se redoblaron y forcejeo de forma tal, que renovó mi temor de lastimarla. Por lo que exclame- ¡Ya. Tranquis¡ Si quieres te suelto pero no te retuerzas o te vas a lastimar.
-Pues claro que quiero que me sueltes ¿Que te piensas? ¿Que me gusta? ¡Mira nomás, ya me encueraste toda!- Al sentirse libre se levanto rápidamente y se alejo unos tres pasos, y se detuvo a arreglar su ropa. Ni siquiera se dignaba a mirarme y me pregunte ¿En que momento la regué y de que manera podría retenerla? (Recordé otro consejo de pintor. Este de Don Silvestre - Cuando, una vieja se hace la difícil y se te va, es por que eres un pendejo, que no se sabe el truco de "La Vela".
-¿El Truco de "La Vela"? ¿Cual es ese, Don Silver?- La risa de Toño, el albañil, indicaba que, o el ya se lo sabia o que yo estaba siendo muy obvio en mi interés.
-Se me hace, que ya se te ha ido viva alguna palomita, pinché Noé - Exclamo divertido, Lupe "El Karateca". Yo de 17 años, no estaba como para discutir mis proezas con una bola de cabrones que ya estaban hasta casados y preferí guardar silencio.
- No lo estén chingando, si no se la sabe, mejor es explicarle. ¿O no chavo? - Asentí en silencio y Don Silver vertió una gota de sabiduría que yo bebí ávidamente- Las mujer que te ve "La Reata" esta perdida, si se la enseñas tiene que agarrarla y si la agarra tiene que metérsela. Por eso es que no ves a las viejas manoseándonos en el metro o en el camión. Ellas, si agarran ya no sueltan.
-¿Como los perros Bulldog?- Interrogo el cuino y nos cagamos de la risa todos.
- Y ¿Por que se llama de "La Vela".
- Por Verla wey, De verla. Chingao.) Me levante apresuradamente y con torpeza me baje el cierre del pantalón vaquero. Ella escucho el sonido y detuvo sus movimientos, yo desesperado trataba de sacar mi miembro, de su prisión pero el nerviosismo y la prisa me entorpecían, ella se volvió hacia mi preguntando -¿Que haces? y al verme exclamo-¡Ay! ¡No lo vayas a sacar, por favor! ¡No lo saques!- Y ya estaba junto a mi, como queriendo evitar que lo sacara, pero ayudándome a hacerlo- ¿Por que, eres así? ¿Por que tenias que sacarte "esto"? Pregunto, apretando mi miembro en su mano, aun con la tela de la trusa de por medio.

- "Esto" tiene su nombre- Respondí.

- ¿Y como se llama?- Sorprendida.

-Campeoncito.- Puntualice.- Una sonrisa aleteo, retadora en sus labios

-¿A poco si?- apretando aun mas fuerte, como queriendo comprimirlo, en sus manos.

-Claro. Además tiene a sus amigos.

-¿Amigos?- La alarma volvió a su cara.

-Así es. Siempre lo respalda un par de amigos.- Y la comprensión, apareció en su mirada, la sonrisa picara regreso mientras, su mano izquierda buscaba mis testículos. De pronto todo el placer se convirtió en dolor al momento en que los apretó con fuerza, mi cuerpo instintivamente retrocedió y ella pego un gritito, de miedo.- ¿Te lastime?- Pregunto.
-¿Crees que son de hule?
- Perdón,- Y acariciándome suavemente, interrogo- ¿Ya mejor?- Sin responder la tome por la cintura y la atraje hacia mi, la tome por las nalgas con ambas manos y ya no se resistió, la levante y la lleve de regreso a la cama, donde la recosté y le desabotone la blusa, ella no soltaba su presa y cuando le desabotone el pantalón e intente quitárselo me resulto imposible. Propuso.-Quítate el tuyo y yo me encargo de el mío.- La aceptación implícita me alegro cantidad y entonces recordé un detallito. Desde una semana antes, tenía un paquete de condones Profam, guardado en mi cajita fuerte (Una alcancía con forma de caja fuerte, que mi tía Licha me regalara cuando cumplí quince años) y allá voy de nuevo al librerito que inicio todo. Ella me observo con curiosidad mientras se terminaba de desvestir y al verme sacar el paquete. Pregunto - ¿Que es eso?
- Preservativos- Respondí, orgulloso de estar preparado para la ocasión.

- Si te pones eso, no me tocas- La respuesta me congelo. Nunca imagine esa reacción, si bien en esas fechas el SIDA era desconocido para la mayoría de la gente. El condón era muy recomendado como método anticonceptivo y para prevenir enfermedades venéreas.- ¿Que piensas que soy? ¡No te vaya a pegar una infección!

- No es eso, linda. También previene embarazos o ¿Te estas cuidando?

- De eso me ocupo yo. - Se veía tan hermosa con solo las pantaletas puestas y arrodillada en mi cama, que sin pensarlo deje los condones a un lado y me termine de quitar el pantalón, ella se levanto y empezó a preparar la cama.- Déjala así- Rogué. Ella me miro y añadí- Quiero verte desnuda.

- ¿Mas?- Contesto sonriente y dejo las cobijas en su lugar.- Ven aquí," Campeón" y me recibió entre sus brazos.

El sudor descendía por mi frente y mi espalda, el sentir su cuerpo bajo el mío, aun después del amor me hacia inmensamente feliz. Me pregunte que paso dar a continuación. Esta era una experiencia tan agradable, que temía estropearla. Sus manos recorrieron mi espalda y susurro en mi oído:

"Mientras el mar, besa una playa ajena,

Yo busco en vano tu nombre entre la arena,

Yo busco en vano la luz de tu verano

Y aquellas noches anchas bajo el cielo,

Cuando tu piel se acostumbro a mi mano

Y mi frente a la sombra de tu pelo"..........

¿Donde escuche esto antes?

- Yo tengo esa canción- Afirme.

-¿Si?- Esperanzada.

-¿Quieres oírla?

-¡Claro! ¡Me encanta!- Me levante y prepare el tocadiscos, busque minuciosamente en el disquero que ocupaba la esquina izquierda de mi habitación y localice el disco. Era un 45 y le pase la funda para que la viera mientras yo lo ponía a reproducir.

- Ven aquí- Me invito. -Házmelo mientras lo oímos.

Mi vieja cama individual, no era la mas discreta, pero el rítmico rechinar me pareció el mejor de los acompañamientos.

Mientras el mar besa una playa ajena

yo busco en vano tu nombre entre la arena

yo busco en vano la luz de tu verano

y aquellas noches anchas bajo el cielo

cuando tu piel se acostumbro a mi mano

y mi frente a la sombra de tu pelo.

Y hay tanta adolescencia apresurada

y tanta soledad arrepentida

que estas aquí y aunque no estés conmigo

vuelvo a encontrar tu corazón amigo

junto a las cosas que toco tu vida

Y hasta en el cielo la luz del sur evoca

antiguas alegrías que se han muerto

y el faro al sol es una estrella rota

que nombra la vigilia de algún puerto

Y hay tanta adolescencia apresurada

y tanta soledad arrepentida

que estas aquí y aunque no estés conmigo

vuelvo a encontrar tu

corazón amigo junto a las cosas que toco tu vida.

Su cuerpo se tensó, sus manos se crisparon en mi espalda y su intimidad latió brevemente en la mía, suspiro profundamente y me miro con ternura- Ahora si te ganaste un beso.- y me beso con pasión. Yo me pregunte ¿donde chingados quedo el romanticismo? Si después de hacer el amor dos veces, llega el primer beso.
-No imagine que fueras así.-Comento, mientras me empujaba suavemente hacia un lado. Me tendí sobre un costado para aprovechar el escaso espacio disponible.
- Tápame, tengo frió.- Me levante y ella solo se incorporo a medias para hacer las cobijas a un lado y taparse con ellas mientras fingía tiritar. Me miro seductora mientras decía invitante- Ven Tráelo acá, le quiero agradecer.- Me acosté con ella y me cobijo mientras interrogaba-¿Hace cuanto que no lo hacías?-¡Ah, chinga!¡ Ahora si!¡Los patos tirándole a las escopetas!¿ A que hora me la volteo?¿En que me lo noto? ¿En las chichis?

- Cerca de un año- Respondí.- ¿Y tu?
- Eso no se pregunta.
- Mira nada más, que niña tan lista.
-Me caías tan gordo cuando me llamabas "niña"- Cambiando de tema bruscamente.
-¿En la escuela?
-Si. Me gustabas mucho, eras muy guapo.
-¿Eras?
-Eras. Ahora estas horrible-Sonriendo, al tiempo que confesaba- Me muero de hambre.- ¡En La Madre! ¡Que animal! Se me olvido por completo, que cuando la encontré, buscaba que comer. ¡Valiente anfitrión! desde que la traje, no pensé sino en meterla en la cama.
- Permíteme. En un momento traigo algo de comer.- Me levante y me puse un "short" para salir al patio, me lave las manos y entre en la cocina rogando por que hubiera algo en el refrigerador, al abrirlo encontré unos huevos y medio litro de leche, pensé en freír unos huevos y mire al fondo un yogurt, cuando pensaba en ofrecérselo mientras preparaba algo. Sentí sus manos rodearme por la espalda mientras decía- A mi pasame el yogurt.
Por contacto supe que seguía totalmente desnuda y alarmado voltee hacia la ventana que daba a la calle. Ella noto el gesto y me recrimino
-¿Por que no corriste las cortinas?- La cubrí con mi cuerpo mientras la llevaba de regreso a cubierto.
- No nos vio nadie, no te preocupes.
- ¿Y si nos vieron? ¿Que van a decir?
- Que soy un suertudo
- Eso ya lo habías dicho ¡Payaso!
-Mientras mas lo repito, mas me convenzo - La abrace y se estremeció de frio. Dio vuelta y exclamo- ¡Voy por tu camisa!- De verdad era un cromo de mujer. Así de espaldas y corriendo por la camisa, con la piel chinita de frió, las nalgas apretaditas. Me pregunte si querría quedarse conmigo, Regrese a la cocina por el yogurt y descubrí un par de rebanadas de jamón en un lejano rincón y las lleve conmigo a mi cuarto. Al verme entrar y luciendo puesta mi camisa, me pregunto mientras la acercaba a su nariz-¿Que loción usas?
- Siete machos
-¡Ya! ¡En serio!
-Se llama Musk oil (Una cuñada de mi patrón, me había rociado con una muestra de esa loción, en su afán de venderme un frasco que costaba bastante caro. Yo en realidad solo usaba de vez en cuando un poco de agua de colonia, antes de acostarme. Pocas veces he agradecido tanto una coincidencia)
- Huele riquísimo- mientras recibía el yogurt y se aprestaba a comerlo.- Encendí el televisor y la escuche decir- Mejor pon mas música, ¿Quieres?
-Claro. ¿Que música prefieres?
-Algo ad hoc.- el escucharle esa expresión me recordó lo snob que en ocasiones llegaba a ser y me trajo un montón de recuerdos de ella en el colegio, los cuales saboree mientras ponía el ultimo L.P. de Emmanuel. "En La Soledad".
- ¿Que tal? ¿Te gusta Emmanuel?
-Mucho- Claro que le gustaba, en esa época casi nadie podía resistirse al influjo del pecosito cantante.
-Bueno, ya te cumplí un deseo. Ahora te toca a ti
- ¿Que quieres?
-Que te quites la camisa
-No quiero. Hazme lo que quieras, pero déjamela puesta.-Mientras lamia la cuchara, al verme acercar. Sugirió- Ya te dedique una canción, ahora te toca a ti. Regrese lo avanzado y moví el brazo del tocadiscos hasta la canción "Estoy Loco". Al volver hacia ella, la vi acostada de espaldas con la camisa puesta pero abierta, esperando por mí. Hicimos el amor muy suavemente y al terminar, guardamos silencio escuchando los temas. Mi mano la acariciaba ligeramente y no supe en que momento nos dormimos.

Sentí un movimiento en la cama y luche por despertar, mis parpados se negaban a separarse y mi cerebro parecía estar siendo exprimido, rodé hacia mi izquierda y te vi, de pie, vistiéndote. Lucias un poco molesta y parecías querer disimularlo
- ¿Que haces?- Pregunte.
- Ya me voy.
-¿Por Que? Quédate otro rato.
- ¿Estas loco? Ya son las once y media, no debe tardar en llegar tu mamá. No se como pudimos dormirnos.
- No te preocupes, mi madre viene hasta mañana en la noche, siempre que visita a la familia, se queda a dormir el sábado.
-De todas formas, ya tengo que irme es tardísimo y yo solo salí a comprar un sope. Mis papas han de estar bien enojados.
-Te acompaño. Permíteme vestirme
- No hace falta, si quieres duérmete. Yo puedo irme sola. (Mirándome, como diciendo- Nomás te atreves a quedarte. Hijo De La Chingada)
Me levante y recogí el pantalón del piso, después de dar una ojeada alrededor de la cama, decidí tomar una camisa del cajón, ya que la que traía puesta no supe donde quedo.
-De verdad. Si no quieres acompañarme, no es necesario. Yo puedo irme sola, además yo fui la que se vino a meter sin invitación.- Su tono de reproche, me sugirió que algo andaba mal, a pesar de ello decidí proponerle.
-Quédate, conmigo.
-¿Quedarme?
-Si - Su mirada se alegro y después fingió entristecerse por mí. - Yo que más quisiera. Mira ya te había dicho que estoy por casarme. Bueno no. Queremos vivir juntos.- Puse la cara de tristeza que correspondía y aunque en parte fingía, otra parte de mi sintió pesar y no me conforme con que ahí se acabara.
- ¿Pero nos seguiremos viendo?
- ¿Antes de casarme? Si. Dame tu teléfono y te llamo.
-Aquí no hay teléfono.
-¿En tu trabajo?- Busque la mochila de los útiles de mi hermana y anote el numero del taller, recordé el libro y con cuidado lo saque de entre los otros libros. Al verlo en mis manos, solicito- ¿Me regalas una bolsa de plástico oscura?
- Ahora la busco- Regrese con la bolsa y me pidió un poco de refresco. Nuevamente me recrimine por no ofrecérselo antes y fui a la cocina por el. Al volver ya tenía empacado el libro y bebió el refresco, yo recordé el disco y guardándolo en su funda se lo ofrecí.- Te lo regalo.
-Gracias, pero tienes que llevarlo tu. Se un caballero.
- Claro, dame la bolsa.
-Esta la llevo yo. Tampoco me gusta abusar.- Y salimos rumbo a su casa.
Pasaron como seis meses y cuando había renunciado a la esperanza de verla otra vez, un grito desde la oficina llego para alegrarme el día- ¡Noé, teléfono!- corrí a contestar y al escuchar su voz, mi alegría fue enorme y la de mi "Campeoncito", aun mayor.- Hola- La escuche decir- Adivina quien habla.
- La mujer mas bella y mentirosa del mundo- Respondí mientras veía cambiar sonrisas a mi patrón y su secretaria.
- ¿Por que mentirosa?
-Prometiste llamar y tardaste mucho
-Pero lo estoy haciendo.
- Eso compensa todo.
- Necesito hablar contigo, hay algo que debes saber- La alarma sonó en mi mente, ¡Pendejo! ¡Mil veces pendejo! ¿Por que no use el condón? ¡Me va a decir que esta embarazada!
-¿Donde te espero?
- ¿Puedes ir a mi casa?
-Si.
- ¿A las nueve?
- A las nueve.
- Procura no faltar.- El que me citara en su casa, me decía que ya podía olvidarme de otro agarrón sexual y hacia mas viable la idea del embarazo, por lo que el resto del día fue un sufrir continuo entre los interrogatorios de mi patrón y mis compañeros de trabajo y mi mal presentimiento.
Cuando dieron las seis, fui directo a la oficina para pedir autorización de bañarme (los padres de mi patrón nos habían ofrecido, que nos bañáramos cuando quisiéramos, pero nunca habíamos aceptado)
-¿Bañarte?- pregunto mi patrón- Dile a esta chamaca que llame a diario- Bromeo con su secretaria- Por fin encontramos la manera de bañar a Noé.
Me di un baño a fondo y me rocíe con la loción que compre el lunes siguiente al encuentro con Marcela (Recuerdo la cara de felicidad de la cuñada de mi patrón, cuando le pedí me vendiera la loción. Al parecer ya estaba convencida de que no podría vendérmela) El trayecto se me hizo eterno y cuando llegue a su casa estaba sumamente nervioso, toque y abrió su madre, su cara de desconcierto al verme fue muy graciosa- Hola Noe, ¿Que haces por aquí?- me saludo
- Hola señora, quisiera ver a Marcela- A sus espaldas vi aparecer a Marcela explicando- Yo le pedí que viniera, tengo que entregarle sus cosas.
- ¿Y como le avisaste? Interrogo su madre con mirada suspicaz.
- Por teléfono madre. Todavía no soy telépata- y dirigiendo su atención a mí- Que bueno que viniste, tengo mucho que platicarte.
- Pues pásalo, Marcela. Platiquen en la sala.
- Tu porque quieres enterarte de nuestros secretos, chiquita, pero no se va a poder- La broma pareció tranquilizarla y solo dijo.- Ándenle pues, pero no te tardes o se va a enojar tu marido.- Si me hubiera dado un chingadazo a media madre, no lo hubiera resentido tanto, ¿Marido? ¿Dijo marido? Y yo esperando que me hablara como un vil pendejo por largos seis meses, seis meses en pinché suspenso, queriendo repetir la faena y ahora me enteraba que se había casado.
Marcela decidió traer mis cosas y me pidió que no me fuera, que ahorititita salía. Mientras la esperaba salió uno de sus hermanos, con un cuate totalmente desconocido para mi, me miraron no muy amigablemente y guardaron silencio.- Hola.-Salude retador.
-Hola -saludo el desconocido- ¿Que "cosas" te debe Marcela?
-Que yo recuerde, un libro
-¿Que libro?- El pinché interrogatorio no me gusto y conteste-
-¿Eres periodista?
- Soy su marido, Wey.
-Se hubiera buscado uno mas inteligente.-entre bromeando y ofendiendo.
-¿Ya se conocieron? -Pregunto Marcela, acercándose- Mira el es Noé, un amigo de la secu y el es mi marido.- Nos presento, nos dimos la mano, aun tensos y ella me reclamo- Ya te oí lo que le dijiste, sangrón.- y dirigiéndose a su marido- No le hagas caso, lo que pasa es que el siempre quiso casarse conmigo.
-Aha, como no.- respondí irónico- Tengo cualquier cantidad de años, prendiendo veladoras y tu llegas y te casas con ella.- Su marido sonrió y dijo- Ya ves. Yo prendía veladoras pero pa' quitármela de encima y no se hizo el milagro.-
- Ya payasos- tercio Marcela- ¿A poco no soy la mas bonita?
- Ahí te hablan, tu- Dije a su marido.
- Este.... ¿No oyeron el teléfono? Mejor voy a contestar- bromeo y añadió- Ahí te la encargo, mano. No platiquen mucho, porque todavía nos tenemos que ir a la casa. Y entro seguido del mamon de su cuñado.
-¿por que eres payaso?- Reclamo Marcela-
-Por vocación- respondí
-Toma - me ofreció una bolsa de plástico.- Es tu libro y una sorpresa.- Añadió misteriosa.
Tome la bolsa y la abrí. La sorpresa fue enorme a un lado del libro pude distinguir mi camisa perdida. La que ella usara aquella noche y que yo no pude encontrar por mas que busque, también pude observar un pequeño envoltorio de regalo y la mire inquisitivamente.
Ábrelo en tu casa y cuando estés solo, por favor. Significa mucho.
- La camisa. Platícame de la camisa.
- La metí en la bolsa cuando fuiste por refresco.- Sonrío traviesa y añadió - La use para dormir durante un mes. Hasta que decidí irme a vivir con el.
- Pensé que me ibas a notificar de tu embarazo.- Se río con total soltura. Su madre se asomo y pregunto- ¿Que les hace tanta gracia?
- Los embarazos, Mama- Nos miro extrañada e insistió a su hija- Ya no te tardes, ya se tienen que ir a tu casa.
- ¿Te asusto la idea?
- Me ilusiono por un momento- confesé
- ¡Ay, como te quiero por tierno!
- ¡Ya! ¡Ya! tampoco te encajes.
- ¿De veras, te ilusionaste? ¿Te hubieras casado conmigo?
- Te lo pedí ¿No?- Asintió en silencio
-y lo pensé, pero creo que no funcionaria.
- ¿Algún día me vas a hablar de nuevo?
-Ojala no. tendría que ir mal mi matrimonio y no quiero que sea así, pero si algún día llego a llamar a alguien, será a ti.
Nos despedimos y todavía tuviste la sangre fría de llamar a tu marido para despedirme. Al llegar a la casa y ver la bolsa de plástico, mi madre y mi hermana preguntaron- ¿Que nos trajiste?-
-Leche y pan dulce- respondí.
- ¿Y en la bolsa?
- Cosas que tenia en el taller. Fíjate que allá estaba la camisa gris.-¿Ya ves? y tu queriendo encontrarla aquí. Si no pierdes la cabeza, porque no se puede. De veras contigo.
A media noche saque el regalo y lo abrí. Aun sin desdoblar la suave tela, supe lo que tenia entre mis manos. Eran las pantaletitas que traías puestas aquel sábado inolvidable.
Han pasado 25 años desde entonces y nunca me buscaste, eso me hace saber que tu matrimonio es lo feliz que deseabas y el haberte visto hace unas semanas caminando en compañía de tu madre, por las calles de tu pueblo, con esa belleza tan madura, me dio una satisfacción enorme al saberme parte de tu pasado.
19 marzo 2008.
NOTA: Los nombres y algunos detalles han sido cambiados, para respetar el anonimato de sus protagonistas.

Se Feliz.
19 marzo 2008.


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