Revista Diario

Crece la familia...

Publicado el 28 abril 2010 por Hada

Hace unas tres semanas di con ella a través de las páginas virtuales del Segunda Mano.

En realidad di con ella y con sus hermanos, y la verdad es que todos me encantaron. Se los enseñé a mi amor de vidas y le dejé a él la elección. A los pocos días contacté, vía mail, con sus cuidadores y protectores. Desde el principio hubo feeling y nos dijeron que no habría problema alguno en reservárnosla hasta después de regresar de Barcelona.

Anteayer fuimos a buscarla.

Me desperté con un dolor de cabeza mayúsculo, semejante al de hoy. Me levanté molesta, malhumorada, distante de todos...hasta de mí misma. Sin embargo, al ir en su busca fue desapareciendo mi irritabilidad.

Habíamos quedado en una cafetería muy conocida, cercana a la autopista, sita en la población donde ella nació. Como siempre me ocurre, llegamos pronto y con bastante tiempo de antelación. Hacía calor. En otras circunstancias me habría molestado muchísimo, pero anteayer casi ni lo notaba.

Esperamos y esperamos. Me dejaba los ojos en cada coche que se acercaba, mientras mi amor de vidas, impertérrito, como siempre, se perdía entre las deportivas hojas del AS.

Pasaron las tres de la tarde -hora de nuestra cita- y nada. Comenzaba a temerme lo peor, y lo malo es que no tenía el número telefónico de quienes nos la traían. De pronto pasó por delante nuestro una furgoneta repleta de cabezas. Algo me dijo que allí estaba ella también.

La furgoneta pasó de largo y mi decepción creció. Pero el vehículo paró casi al final de la calle. Se bajaron de ella un caballero, un par de adolescentes y una señora. Entonces, ésta se agachó y, de pronto la vi. ¡Allí estaba!

La pobre venía mareadísima tras su primer viaje en automóvil. Era un mar de babas. Tras los trámites y los saludos, una vez montaron y se fueron de nuevo en la furgoneta. Corrí como una posesa al supermercado próximo a por agua y un cacharrito donde ofrecérsela. Bebió y bebió.

Después, revisión médica.

Tras esto, al centro comercial para que lo le falte de nada.

Y, finalmente, una hora larga de carretera -y de mareos para mi pequeña- hasta llegar a casa.

Nació el pasado 27 de febrero, así que ayer cumplió dos meses de vida. Pesa cinco kilos y medio y es idéntica a su padre, aunque conserva los ojos y la mirada de su mami.

Desde anteayer se llama Blondie y desde entonces me saca de mis preocupaciones y tristezas con sólo mirarla.

Aquí la tenéis: ¿verdad que es preciosa?

CRECE LA FAMILIA... CRECE LA FAMILIA... CRECE LA FAMILIA...

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