A lo largo de la serie de artículos Cómo Escribir un Libro, os he hablado del antes y el durante el proceso de escritura de un libro. Ahora quisiera profundizar más en todas aquellas acciones que deberéis llevar a cabo una vez que hayáis terminado de escribir propiamente dicho. Por eso inicio esta serie de tres artículos para hablar de eso que vendrá Después de escribir un libro.
Para aquellos que no hayáis leído los tres artículos que preceden a este, y para facilitaros el acceso a ellos, os dejo aquí con los enlaces y un ultra resumen de su contenido.
- Cómo escribir un libro (1) – ¿Qué hacer antes de empezar a escribir? Idea, trama, planificación, puntos de inflexión y personajes.
- Cómo escribir un libro (2) – ¿Qué hacer durante la escritura? Escribiendo, planificación periódica, revisión de estructura, borrador y revisiones.
- Cómo escribir un libro (3) – ¿Qué habrá que hacer después de escribir?
Y es aquí, en este punto #3 donde entra esta nueva serie de artículos: Después de escribir un libro.
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Después de escribir un libro
Como ya mencioné en este artículo, 6 son las tareas a realizar después de terminar con nuestro primer manuscrito, que por comodidad he agrupado en estos tres grandes bloques:
- Estética externa.
- Estética interna.
- Parte comercial.
Hoy quiero hablaros de esa primera parte, la estética interna y daros una serie de herramientas que puedan ayudaros a definir bien vuestro título. En el siguiente artículo os hablaré sobre cómo diseñar una buena portada.
No hace falta ser un experto en marketing o venta (online u offline) para saber que el exterior de un libro tiene que ser atractivo. Al igual que en otros muchos aspectos de nuestra vida, la oferta de libros es tan grande que un lector va a dedicar muy poco tiempo a decidir si nuestro libro le gusta o no.
Y en esos pocos segundos que dedicará a posar su mirada en nuestro libro tenemos que cautivarle.
Para conseguirlo tenemos que diseñar con mimo y cariño nuestro título.
¿Cómo?
El Título
Es la piedra angular de nuestro libro. Hay quien opina que primero nos entra por los ojos la portada, pero yo soy de los que piensa que el título es la clave para que nos fijemos en el libro. Si el título no es bueno, ni siquiera nos detendremos a mirar la portada. Y si la portada es explosiva y llamativa, pero nuestro título es un desastre… volveremos a dejar ese libro en la estantería. Así que, ¿cómo podemos diseñar un buen título?
Haciendo listas
Listas, listas, más listas y después de eso, aun más listas. Las listas son un rollo, pero son la clave. De cada posible idea que os surja, buscad sinónimos, antónimos y distintas maneras de decir lo mismo. Tenéis que convertir cada idea en veinte posibles títulos, y así una y otra vez hasta que deis con el adecuado. Pero… ¿de dónde sacar las ideas para esas listas?
El Título – Después de escribir un libro | David Olier- De vuestro propio libro. Leed vuestro propio texto, la respuesta puede estar ahí. Un diálogo, una expresión, una frase que recoja en su interior la esencia de vuestra historia… incluso el nombre del protagonista, de su mundo o el nombre provisional que le hayáis dado a un capítulo. Si eso no es suficiente…
- Buscad ayuda externa. Vuestros amigos, vuestra familia… sea quien sea vuestro grupo de lectores beta, preguntadles a ellos cuál creen que sería un buen título. Muchas veces alguien ajeno al problema es capaz de dar con una solución mejor en menos tiempo que vosotros. Lo peor que os puede pasar es que multipliquéis vuestras listas por cada persona a la que preguntéis… Y si todavía necesitáis más ideas…
- Id a una librería a buscar libros similares. Hay decenas de miles de libros escritos, ved cómo otros escritores solucionaron su problema e intentad aprender y aplicarlo a vuestro propio texto.
Después tendréis que descartar y minimizar esas listas infinitas. Yo intenté seleccionar cinco títulos de cada una de mis listas, y luego al juntarlos volver a reducirlos a un número manejable de opciones.
Finalmente, os propongo volver a utilizar a vuestros amigos. Preguntadles cuál escogerían ellos y evaluad los resultados. Obviamente, al final el criterio que debe primar es el vuestro.
Tipos de títulos
Si ojeáis vuestra librería, veréis que la mayoría de los títulos se pueden agrupar en varios tipos distintos. Los más habituales (al menos en la mía) son los siguientes:
1. Título estándar. Sustantivo + Adjetivo (y viceversa) o Sustantivo + de + Sustantivo.
Por ejemplo: El Señor de los Anillos, El Doctor Cadáver, El Nombre del Viento, El Temor de un Hombre Sabio, La Biblioteca de los Muertos, … Hay infinidad de ejemplos.
2. Nombres. De personajes, del país, del mundo… algo relacionado con la historia que tratáis.
Por ejemplo: Cabal, Abarat, El Hobbit o Elric el Melniboné.
3. Títulos sorprendentes y absurdos. Cada vez hay más de este tipo. Los últimos que he visto son de humoristas y gente famosa que intentan romper los esquemas habituales.
Por ejemplo: A mamá mono no le vengas con bananas verdes, El Ángel más tonto del mundo o Si te comes un limón sin hacer muecas.
4. Una palabra. Algo con mucha fuerza, capaz de quedarse sólo en la portada y llamar la atención del que lo lea.
Por ejemplo: Aniquilación, Aceptación, El Terror…
O en mi caso…
Hace poco firmé un contrato con una editorial para publicar todos mis relatos en un único libro. Como os podéis imaginar mi excitación y alegría fue mayúscula. Pero nada más salir de mi primera reunión con mi editora me surgió la pregunta del millón: ¿cómo se titula a un libro con 28 historias distintas?
Una novela o un compendio de historias que compartan algo son más fáciles de unificar. Es más fácil encontrar ese nexo en común y trasladarlo a un título. Sin embargo… ¿cómo se hace esto para 28 historias de géneros, tramas y estilos totalmente diferentes?
Tuve que llegar a un nivel de abstracción superior a lo que os he contado y preguntarme: ¿qué me motivó para escribirlos a todos? ¿Cuál es la clave que une esas 28 historias?
Lo primero que vino a mi mente fue Soñando Despierto. Breve, conciso y directo al grano. Sin embargo, al consultarlo con varios amigos publicistas o dedicados al mundo de marketing, prácticamente todos coincidieron en que ese título había que descartarlo. ¿Por qué? Porque es uno más del montón, no aporta nada nuevo, es una expresión que la mayoría de la gente tiene ya interiorizada y no va a sorprender a nadie. No es que fuera un mal título, pero le faltaba algo para poder destacar.
Finalmente, después de decenas de listas, semanas de darle vueltas y aburrir a todas las personas que conozco, el título terminó siendo un poquito más rebuscado. Con la idea de por qué escribo, y extrayendo parte de la esencia común de todos mis relatos, este fue el resultado:
La Imaginación También Muerde.
En el siguiente artículo…
Os hablaré de la otra parte de la estética externa de un buen libro: la portada.
Escrito por David Olier para el blog El Rincón de Cabal
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