Revista Talentos
La mayoría de las veces que escribo, no tengo ni que pensar lo que estoy haciendo. Simplemente cierro los ojos y mis manos, al igual que mis pensamientos fluyen sólos. Cuantas veces no me he preguntado, quien es esa persona, que hay dentro de mi, que sale de vez en cuando y que me deja a mi absorta al leer mis propias palabras.
Es mi cumpleaños. En fechas como estas, una se plantea la vida, hace un repaso del pasado más reciente, analiza su presente y se planifica el futuro.Aunque nada es como lo había imaginado, mi vida ha estado a punto muchas veces de poder ser muchísimo mejor, pero quizás cuando deseas algo, parece que las cosas vayan justo al contrario. He tenido mil veces todo, para que las cosas fueran realmente bien y sin embargo, acababa pasando algo que me devolvía a la realidad más cruda. Pero lo positivo de todo esto, es que , después de rachas malas, aunque a veces se apodera de ti una tristeza interminable, acabas aprendiendo a ver todo lo bueno que te rodea o existe.
Valoras la puesta de sol, pasear por la playa, una buena conversación, una cena agradable, el aire fresco, la música, escribir, una buena película, experimentar cualquier tipo de sensación que te transporte, que te haga huir de la rutina y los problemas. Y piensas, que más da todo, tu vida no es como tu quieres, pero quizás el objetivo de ella no es la felicidad, sino el evolucionar, el experimentar y entonces es cuando todo mi planteamiento cambia…..
Vuelvo entonces a ser, aquella niña que cuando apenas tenía consciencia de nada, se lo planteaba todo. Mi existencia, la del resto, el universo. Dias y días intentando encontrar alguna explicación al por qué de todas las cosas que existían y de las que no existían y el motivo de por qué tenía que haber algo.
Años después ¿A dónde fue parar ese niña? Después de mi adolescencia, perdí todo mi potencial. Me perdí entre la amistad, amores y mil cosas más que me rodeaban, renuncie a aquella parte que apenas nadie entendía de mí, pero sin embargo era la parte que me alimentaba, era lo que radiaba y fascinaba a la gente.Descuidé mucho de mi vida buscando fuera, lo que debía encontrar en mi misma. Me volqué en amistades absurdas, en amores traicioneros y en una realidad que en el fondo no me llegaba.Pero lo que yo no contaba era con un hecho que me sorprendió y cambiaria aún más mi filosofía de la vida: encontrar a personas con mucha afinidad y empatía. Eso ha hecho que comparta conocimiento y sentimientos con esas personas, haciendo que saque lo mejor de mi y propulsándome hacia un pensamiento más evolutivo.Entonces debo dar las gracias a tantos sinsabores y personas que me enseñaron lo que no quiero… y todo esto me ha hecho disfrutar de momentos tan sumamente increíbles en mi trabajo y en lo personal, de personas que viviendo cerca o a cientos de kilómetros de distancia pueden escuchar el latir de mi corazón (incluso a través de una radio/emisora)Alucinar escuchando música con los que entienden y compartiendola o vislumbrar el mar con su espuma blanca... el mismo mar que nos envuelve a todos.
Gracias infinitas a tod@s por aguantarme otro año más.