Revista Talentos

Donantes, vampiros y otras especies

Publicado el 28 diciembre 2011 por Beatrizbeneitez
Donantes, vampiros y otras especiesBeatriz Benéitez Burgada. SantanderEs casi inevitable que, cuando conocemos a alguien, tengamos una primera impresión. Puede que luego, con el tiempo, rectifiquemos, pero no es lo más habitual. Esas impresiones no suelen tener mucho fundamento, y en ocasiones son consecuencia de nuestros prejuicios pero, si somos algo intuitivos, la mayoría de las veces son certeras. Hay personas que nos trasmiten calma, otras nos intranquilizan, las hay más claras y más oscuras. Con algunas consigues desarrollar empatía y con otras, hablas pero es como si emitiéras en una frecuencia tan distinta, que es imposible que llegues a entenderte con ellas.
Hay personas que dan ¨buen rollo¨. Son los donantes de energía. Da gusto estar con ellos; todo está bien, siempre tienen algo bueno que contar. Trasmiten buenas sensaciones, están alegres pero no eufóricos, a veces aportan tranquilidad y normalmente saben escuchar. Procuro compartir con ellos todo lo que puedo, y trato de parecerme cada día un poco más. También están ¨los tristes¨. Lo siento por ellos pero... tengo que reconocer que, a veces, cuando veo a alguno, intento evitar el encuentro y alguna vez hasta cruzo de acera. Ya sabes lo que te van a contar. Y si no lo sabes, te lo imaginas. Todos conocemos a alguno. Y lo peor es que nunca dejarán de serlo, salvo que tomen medidas drásticas, porque se recrean en su tristeza. El día que les pasa algo bueno, no son capaces de verlo. Porque siempre ven el vaso medio vacío y no hay forma de hacerles cambiar de opinión. También  están ¨los cansinos¨. Son los que te quieren contar todo en quince minutos. Y te dan tantos detalles que tu mente es incapaz de procesarlos. Eso, en el caso poco probable de que te interesen. Además, por regla general, tienden a contar lo mismo cincuenta veces.Donantes, vampiros y otras especiesPero los peores de todos son los ¨vampiros de energía¨. No se que hacen, ni cómo, pero estás un rato con ellos y cuando te despides estás realmente cansado. Es como si arrasaran contigo. En mi trabajo, por ejemplo, hay una, aunque por suerte no la veo con frecuencia. Procuro evitarla, porque consigue agotarme física y mentalmente. Creo que estas personas se alimentan de la energía de los demás. De la energía y a menudo del trabajo y de las ideas, que se apresuran a hacer suyas. Siempre intentan envolverte para sacar algo a cambio de nada. O crean el problema para después plantear la solución
Antes tenía más paciencia con los ¨tristes¨, los ¨cansinos¨ y los ¨vampiros¨. Pero desde hace algún tiempo procuro, en la medida de lo posible, pasar mi tiempo con las personas que me aportan algo bueno, que por otra parte son muchas. Porque cada cada minuto que pasa, no vuelve más. Es como si nos los fueran descontando del crédito otorgado cuando nacemos. Y me he propuesto malgastar los menos posibles. El tiempo es muy valioso.

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