Revista Diario

Educación y ciudadanía

Publicado el 06 febrero 2012 por Mamenod

EDUCACIÓN Y CIUDADANÍAHace apenas dos días vi a mi hijo de diez años hacer susdeberes (la tarea que decimos los andaluces) de la asignatura de Ciudadanía. El chiquillo andaba un poco despistado más en la forma queen el contenido con unas actividades y yo, más por la curiosidad de lo que seviene hablando estos días que por un interés académico, le eché un vistazo a loque hacía.Andaba leyendo un texto que trataba la autoestima. En él sele contaba a los niños, a modo de moraleja, la historia de un chico llamadoAgustín, al que los compañeros de clase habían conseguido bajar la autoestima afuerza de hacerle ver muy clarito que no era tan estupendo, tan delgado ni tanextremadamente listo como la mayoría de ellos.Detrás del cuento, el trabajo consistía en unas preguntassobre la moraleja, donde la finalidad, como todos entenderéis, era la que fue,que mi hijo acabara reconociendo que la situación tiene tintes de realidad yque le quedaban muy cerquita los casos de compañeros de clase a los que ya seles está tratando así, simplemente porque son o porque los demás sienten queson diferentes en su aspecto, comportamiento o color de piel.Después de saber que la asignatura va a ser sustituida porotra con menos componente ideológico, como dice nuestro ministro de Educación, yono hacía más que preguntarme qué parte de esta ideología es la que tantomolesta a este señor y qué es lo que chirría de esta enseñanza que hallevado a tantos padres a pedir la objeción. Es curiosa la situación. Resulta que en España, o al menosen Andalucía, se le dan subvenciones cuantiosas a colegios concertados cuyaideología religiosa queda patente y, diría yo, orgullosamente lucida por lospadres de las criaturas. Y en este caso, a pesar de circular dinero público, esdecir de todos, no hay posibilidad, si el cole te toca porque lo tienes al ladode casa, ni de objetar ante la asignatura religión que en este caso esobligatoria, ni por supuesto protestar por un uniforme con pantalonesCorte  Inglés y jerseicitos bordados. Sólote queda, si no te mola el ambientillo, llevarte a tu crío al próximocolegio que pille más cerca, aunque la distancia se mida en hectáreas.Pues la verdad es que no entiendo como es posible que elpolitiqueo cansino de los partidos convierta a la gente en ciega cuando setrata de sus propios hijos. No creo yo que hablar de solidaridad, de educaciónen el más primitivo sentido de la palabra y de valores ciudadanos pueda nuncahacer daño a nadie. Ya he comentado alguna que otra vez que yo no soy religiosa. Pero tengo que decir que curiosamente y aunque parezca una incongruencia, nunca mehe negado a que mis hijos den religión. Mientras que han sido pequeños y yo teníael deber de elegir, siempre les he marcado esa opción, en parte porque elcolegio no ofrecía una alternativa adecuada, y sobre todo porque sé que a nivelde asignatura, todo lo que iban a aprender es bueno, todo lo que iban a sacarde allí eran valores que algún día, independientemente de la ideología queprofesen, los van a hacer mejores personas.Me parece a mí que el mundo está bastante revuelto ya paracrear conflictos que no tienen sentido. Qué más da como se llame la asignatura.¿Con qué moral se van a enfrentar los autores al nuevo libro de texto? ¿Qué vana decir ahora? ¿Que hay que respetar a los demás? Pues, a buenas horas…En fin, como siempre la política y el poder por encima delsentido común. Una crisis que no permite aumentar la plantilla de profesores,pero eso sí, asignatura nueva, formación nueva, libros de texto sustituidos. Todosea en nombre de la arrogancia más atrevida.
EDUCACIÓN Y CIUDADANÍA

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